El Alfil Negro
LA LLUVIA Y EL CAOS

Por Ramón Ortiz Aguirre
«Gutta cavat lapidem»
(La gota horda la piedra)
Apenas cayó una breve lluvia y la ciudad se desquició como siempre. Ya es un lugar común hablar de las calles anegadas y de lo ineficiente que resulta el sistema municipal de drenaje, así como del poco o nulo cuidado que históricamente han puesto todas las autoridades junto al INTERAPAS para tener un servicio de agua y saneamiento eficiente. Supongo que ellos piensan que este problema sólo ocurre en una temporada tan breve que no importa: al final las aguas se evaporarán, o correrán por los ríos Santiago, Españita y Paisanos. ¿Para qué mejorar nada, si la mayor parte de los escurrimientos terminarán en la Tinaja donde, eventualmente, algo terminará por infiltrarse?
Ignoro si definitivamente nunca van a ayudarnos a aprovechar mejor las lluvias. ¿Será que, desde la comodidad de sus mansiones y camionetas blindadas, no ven el grado de destrucción al que llegamos con cada lluvia? O tal vez sí lo ven y lo entienden, pero disimulan que no pasa nada, bajo el pretexto de que, al fin y al cabo, todo pasa y este pueblo tiene una memoria de pez dando vueltas en una pecera.
A las autoridades les gusta mucho hacer obras de relumbrón, y desgraciadamente la introducción de un nuevo drenaje no es, en principio, algo muy apantallante. Al contrario, causa molestias que no se pueden disimular y las molestias crecen con las horas y los días. Para colmo, en tiempos recientes intentan engañarnos con las repetidas e infructuosas intervenciones del llamado Consejo Hídrico Estatal, junto al Grupo Universitario del Agua. Los miembros de estos dos grupos opinan mucho todo el tiempo, pero no han logrado aportar ningún tipo de solución al problema. Así son ellos y no van a cambiar, por más que el gobierno y buena parte de la prensa les siga el juego.
Aunque las calles, avenidas y callejones potosinos se han inundado desde siempre y por múltiples razones, últimamente este inconveniente es más notorio. Existen distintas razones por las que San Luis sufre de estos complejos problemas que ningún gobierno ha querido nunca arreglar. Aquí los enlisto, sin ningún orden en particular pues todas son importantes.
En primer lugar tenemos la bronca del drenaje, que en los siete barrios y el centro histórico es más que obsoleto e ineficiente. Por extensión, el mismo drenaje es ineficiente en todos los nuevos desarrollos habitacionales, que se incrementa casi diariamente por el crecimiento anárquico de la mancha urbana que abarca los municipios de San Luis Potosí, Cerro de San Pedro, el naciente Villa de Pozos y Soledad de Graciano Sánchez—población vecina a la que, afortunadamente, no le han querido o podido cambiar el nombre por el de Soledad de los Gallardo-.
De un día para otro, San Luis se llenó de edificios departamentales levantados en donde antes solamente había casas para familias de entre 3 y 6 personas. Ahora, sin embargo, crecen verticalmente de forma indiscriminada y sus habitantes descargan una buena cantidad de aguas residuales domésticas, mismas que legan a la red de drenaje original, colapsándolo.
Una parte de la solución consistiría en educar a la población, para que cada quien aprenda a separar sus residuos y sacarlos en el horario y días en que pasa el camión recolector. Actualmente, las bolsas son abandonadas a veces por más de un día, a merced de que los pepenadores lleguen y las abran, o que los perros callejeros y la fauna nociva las destruyan, regando los desechos que terminarán taponeando las alcantarillas.
Por otro lado, hay que pensar también que nuestra ciudad es una enorme plancha de concreto. ¿No podría aplicarse, al menos en la obras públicas el así llamado “Verdecreto”? Este material es más resistente y dura más que el asfalto, así como facilita la infiltración y, consecuente, recarga los mantos acuíferos. Igualmente, ¿por qué no han implementado un programa permanente de desazolve de las redes de drenaje. Y ya que estamos en esas, ¿por qué siguen autorizando fraccionamientos en las laderas de la sierra? Esto nomás ha conseguido que, al llover, el agua fluya con mayor velocidad por la superficie pavimentada e inunde la ciudad.
Si usted desea, aquí me podría seguir enumerando problemas y soluciones que tenemos con respecto al agua, pero no me alcanzaría el espacio de esta columna. Además, tanto usted como yo podríamos caer en una aguada depresión.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.