El Alfil Negro
PEPE, SIMPLEMENTE PEPE

Por Ramón Ortiz Aguirre
«Exegi monumentum aere perennius»
(Construí un monumento más perenne que el bronce).
Horacio
El pasado 13 de mayo, a tan sólo quince días de cumplir 90 años, murió el expresidente uruguayo Pepe Mujica, un hombre sencillo, carismático, amado por su pueblo, admirado a nivel internacional y que significó la grandeza de quien persigue un sueño hasta verlo convertido en realidad, a pesar del tiempo transcurrido y las muchas dificultades. Fue un hombre que luchó valientemente en contra de un sistema político dictatorial, que amó a su patria con principios sólidos y que se convirtió en presidente, tiempo después de haber sido un guerrillero que pasó 13 años en un calabozo. Un héroe que sobrevivió a ese encierro en el que sus captores quisieron volverlo loco, exterminarlo y apagar sus ideales sin éxito, sino todo lo contrario.
Bien sé que todas las comparaciones son odiosas, porque no todos podemos ser iguales. Sin embargo, al menos podemos hacer un esfuerzo por ser más humanos, más relistas y cercanos a la realidad de nuestro pueblo, sobre todo si tenemos el poder de gobernar lo que sea, ya sea un municipio, un estado o un país. Por lo tanto, permítaseme hacer algunas anotaciones.
Pepe Mujica fue muy famosos por siempre y solamente utilizar un viejo Volkswagen azul cielo modelo 1987 para transportarse, así como una bicicleta de carreras de sesenta años de antigüedad. En esos vehículos lo veía toda la gente y lo saludaban, llegaba a las gasolineras y pagaba sacando el dinero de su propia billetera. Al contrario de nuestros políticos locales, por ejemplo el gobernador, Mujica hombre no usaba vales de gasolina ni firmaba notas, mucho menos viajaba en una enorme camioneta blindada color negro, con vidrios polarizados, en medio de una gran caravana de camionetas similares llenas de escoltas.
Lejano de otros lujos innecesarios, cuando al uruguayo lo iban a investir como presidente, compró un traje oscuro y una camisa clara. No llevó corbata y usó unos zapatos sencillos, aunque él prefería usar sus alpargatas que no se quitó durante los cinco años de su presidencia. Cuando se reunió con presidentes de todo el mundo, reyes e inclusive con el papa, vistió el mismo traje, la misma camisa y sus alpargatas, así era de sencillo, no necesitaba lujos, ni ropa cara de marca, mucho menos joyas. Cuando veo en televisión o en los periódicos al gobernador de nuestro tunero estado y a su familia, es sorprendente apreciar el lujo desbordado de la ropa que visten y el calzado que usan, no se diga de los trajes charros con botonadura de plata y oro, que no son para nada sencillitos.
Pepe Mujica vivía en una finca rural en las afueras de Montevideo que no era de su propiedad, la verdadera dueña era su mujer. Allí, en el campo y aun siendo presidente, él siempre se dedicó a su oficio de floricultor, así como a enseñar a niños de escasos recursos a cultivar y cosechar flores para que tuvieran en el futuro un oficio que les permitiera salir adelante. De nuestro gobernador se dice que tiene varios ranchos de gran tamaño, cuadras de caballos pura sangre, todo un emporio agrícola y ganadero, nada comparable con la modesta finca de Pepe.
Pepe Mujica fue conocido mundialmente como “el presidente más pobre del mundo”, gracias a su austeridad. Tuvo un salario equivalente a 12,000.00 dólares, pero nunca lo recibió completo, porque decidió donar el 90% a organizaciones benéficas en apoyo a personas de bajos ingresos y pequeños empresarios. Su filosofía de vida se basaba en entender que la acumulación de posesiones materiales no contribuye a la felicidad humana. Según sabemos, nuestro gobernador es uno de los hombres más ricos del estado, tiene innumerables propiedades y empresas, y cada día que transcurre de su gobierno el incremento de su riqueza es exponencial.
En 2014, Pepe Mujica se presentó en la FIL de Guadalajara donde lo entrevistó el periodista Ricardo Rocha. Ante un auditorio abarrotado, sobre todo por jóvenes, concluyó su charla diciéndoles: «Veo que hay muchos jóvenes aquí; como anciano, un pequeño consejo: La vida nos puede poner muchas trampas, muchos baches, podemos fracasar mil veces, en la vida, en el amor, en la lucha social, pero, si la buscamos, tendremos la fuerza para levantarnos y empezar de nuevo. Lo más hermoso del día es que amanece. Siempre hay un amanecer después de que ha pasado la noche. No lo olvidéis, niños. Los únicos perdedores son los que dejan de luchar».

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.