Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

La semana de 40 horas

La reducción de la jornada laboral será uno de los legados más importantes del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum. El avance hacia las 40 horas será paulatino, consensuado y alcanzado antes de 2030. En este contexto, el gobierno federal convocará a un diálogo nacional entre trabajadores, empresarios, especialistas y organizaciones sociales, a fin de construir un modelo laboral justo, eficaz y sostenible.

Los medios de comunicación dieron a conocer las críticas de la oposición y de empresarios. Destacan las que enfatizan que la semana laboral de 40 horas conlleva el riesgo de una disminución en la productividad, la posible afectación a la economía y la dificultad de adaptación para algunos sectores. Aseguran que la reducción de la jornada laboral podría generar costos adicionales para las empresas, lo que podría repercutir en precios y reducir la competitividad, especialmente en sectores de bajo valor añadido.

El debate sobre las horas de la jornada laboral se remonta a la Revolución Industrial, pero adquirió relevancia jurídica en el siglo XX. La Unión Europea (UE) estableció en 1993 el límite de 48 horas semanales, sin embargo, algunos países consideraron viable la implementación de una jornada laboral más corta. Por ejemplo, Alemania y Francia han adoptado semanas de 35 a 39 horas en sectores clave, demostrando que la reducción no solo es viable, sino también beneficiosa para la competitividad.

La jornada laboral de 40 horas ha demostrado ser un catalizador para economías más resilientes y sociedades más saludables. De los más de 20 países que la han adoptado, el 78% registra mejoras simultáneas en productividad, calidad de vida y sostenibilidad empresarial. Si bien, su implementación requiere inversiones iniciales en tecnología y capacitación, los beneficios a largo plazo, en materia de innovación y bienestar social justifican su adopción como estándar global en el siglo XXI.

La reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales se ha consolidado como una tendencia global. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Entre los países que la han implementado, destacan en Europa, Alemania, Dinamarca, Países Bajos, España, Grecia, Italia, Portugal y Bélgica, así como economías asiáticas como Japón y Corea del Sur. En América, Estados Unidos y Canadá también mantienen estándares cercanos a las 40 horas, mientras que, en Latinoamérica, Chile ha sido pionero al legislar una reducción progresiva de 45 a 40 horas.

Esta transición ha generado resultados significativos. Estudios en Nueva Zelanda registraron un aumento del 20% en productividad tras adoptar la jornada reducida, mientras que, en Chile, el 76% de los expertos en recursos humanos consideran factible mantener la eficiencia operativa con menos horas laborales. En contraste, países como Bután y Emiratos Árabes Unidos mantienen promedios superiores a 50 horas semanales con un panorama de riegos relacionados con la fatiga laboral y de seguridad.

El portal digital Record publicó que, en Alemania, la jornada semanal oscila entre 37 y 40 horas, con la finalidad de promover una cultura organizacional que prioriza la eficiencia sobre la presencia física. Este modelo ha permitido al país mantener una productividad por hora trabajada un 27% superior al promedio de la OCDE, según datos de 2023. “Dinamarca y Países Bajos, con semanas de 37 horas, complementan esta política con flexibilidad horaria y teletrabajo, factores que explican su liderazgo en índices de satisfacción laboral”.

En Asia, Japón y Corea del Sur han reformado sus marcos legales para limitar la jornada a 40 horas, combatiendo fenómenos como el karoshi (muerte por exceso de trabajo). En Corea del Sur, esta medida redujo las horas anuales promedio de 2,124 en 2010 a 1,915 en 2023, mientras que la productividad manufacturera aumentó un 18% en el mismo periodo. En Chile, sobre la reducción gradual a 40 horas, un 83% de los expertos en el tema identificaron mejoras en el equilibrio vida-trabajo.

En cuanto a resultados, un estudio de la firma neozelandesa Perpetual Guardian, reveló que la transición a 40 horas incrementó la productividad en un 20%, redujo el estrés en un 7% y mejoró el equilibrio vida-trabajo del 54% al 78% entre sus empleados. Estos hallazgos coinciden con observaciones en Suecia, donde ensayos con jornadas de 30 horas en hospitales demostraron un aumento del 23% en la calidad de atención, atribuido a mayor concentración y menor rotación de personal.

En el sector tecnológico, empresas como Microsoft en Japón reportó un 40% de aumento en ventas tras implementar semanas laborales de cuatro días, sin reducir salarios. Este fenómeno sugiere que la relación entre horas trabajadas y resultados no es lineal, sino que depende de factores como la automatización, la gestión del tiempo y el bienestar emocional.

El Blog Global, publicó en la Web que, en Chile, el 67% de los expertos prevé que la reducción horaria mejorará la salud mental de los trabajadores, mientras el 53% anticipa menores niveles de estrés. Datos de la OCDE corroboran que países con jornadas más cortas, como Dinamarca y Países Bajos, registran tasas de depresión laboral un 32% inferiores a la media.

la semana laboral de 40 horas será una realidad en México y brindará claras ventajas en salud, bienestar y productividad, no obstante, requiere que las empresas implementen estrategias cuidadosas para evitar impactos negativos en costos y operación, además de alejarse de posturas esclavistas de la oposición en contra de los trabajadores mexicanos.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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