Ajedrez Huasteco
LA VIOLENCIA SOCIAL
Por Jesús Sierra

En Veracruz, un hombre caminaba en vía publica en estado inconveniente y sosteniendo una cabeza humana con su mano. Era de su compañero de parranda. Por alguna razón decidido privarlo de la vida y cortarle la cabeza.
Un joven disparó a quemarropa en contra de una chica con la que sostenía una discusión, precisamente en la vía publica y frente al domicilio de la hoy occisa. Cometido el homicidio, subió a su vehículo y se retiró del lugar, así sin más.
En ninguno de los dos casos, las autoridades reportaron que hubiesen intervenido miembros de algún grupo de la delincuencia organizada. Fueron ciudadanos comunes quienes protagonizaron estos hechos, como muchos otros de este tipo que ocurren diariamente en nuestra sociedad.
Múltiples escenas de ciudadanos desafiando a los agentes de tránsito y de policía por diversas causas. Varias de ellas concluyeron a golpes.
Esta violencia social que vivimos es un fenómeno complejo que tiene múltiples causas interrelacionadas entre sí. No se percibe una sola razón que explique el fenómeno. Sino mas bien, una combinación de factores individuales, familiares, comunitarios y sociales que contribuyen a la generación de estas atípicas relaciones. Esta violencia social se volvió tan cotidiana que en muchas ocasiones no logramos percibir sus dimensiones, pues incluso la vemos como algo natural, propio de nuestro entorno.
La lucha contra esta violencia se considera una tarea que le corresponde exclusivamente a las autoridades, llámese policía, ministerio público, jueces y penitenciarias. Sin embargo, la lucha contra la violencia social es un problema de todos que inicia en el mismo seno de la familia, base de esta sociedad.

Este tipo de violencia, que abarca los actos criminales cometidos por uno o varios de los miembros de la sociedad, tiene que ver con aspectos fundamentales del orden social, tales como valores formativos, familiares, estereotipos, prejuicios y en un quiebre importante del problema, las ofensas y calumnias transmitidas a través de diversas plataformas llamadas redes sociales, o cualquier otro medio de divulgación masiva que contengan mensajes de odio, discriminación, humillación o desprecio hacia una persona o grupos de personas, por ejemplo, la promulgación y difusión de creencias u opiniones que incitan al machismo, a la homofobia o al racismo.
El constante despliegue de violencia social también es un factor que incrementa la reactividad de los perjudicados, ante la ineficiencia o lentitud de la procuración de justicia, pues aumenta las actitudes de revancha a pesar de los riesgos. De igual manera, la constante observación de la violencia contribuye a desencadenar nuevas formas, y, peligrosamente en el caso de los niños, mostrarles a aprender que este fenómeno social es un mecanismo común, aceptado y útil para la resolución de conflictos o para el logro de objetivos personales, familiares o comunales.
Es aconsejable que la repetición de actos violentos en primer termino se reconozcan abiertamente, consensuando tajantemente que es un problema social; luego establecer una estrategia definida enfocada a la prevención y la eliminación de los mecanismos que la provocan, y, finalmente, que este fenómeno no trate de ser desplazado por los otros datos o el ocultamiento de tinte político basado en causas o personajes anteriores, sino reconocidos y combatidos frontalmente.
Así las cosas.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JESÚS SIERRA
Abogado por la UASLP. Experto en acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas. Colaborador y columnista en varios medios de comunicación entre ellos Ajedrez Político SLP. Radica en Ciudad Valles, la puerta grande de la Huasteca potosina.