Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

El progresismo de Morena

Las principales características de los partidos políticos denominados progresistas se enfocan en promover cambios sociales, políticos y económicos orientados a lograr el bienestar social, una sociedad más justa, equitativa y democrática con igualdad de oportunidades, redistribución de la riqueza, garantías de acceso a servicios básicos y disminución de desigualdades socioeconómicas. Defienden libertades como la de expresión, prensa, religión y la integración de minorías, y promueven el feminismo, la diversidad sexual y el antirracismo. Consideran que el Estado debe corregir desigualdades, garantizar bienestar y acceso equitativo a oportunidades, fomentan la participación ciudadana mediante instituciones democráticas y rechazan autoritarismos, el uso de la violencia e impulsan políticas ambientales y sostenibles

A estos partidos progresistas se les ubica entre la centroizquierda y la izquierda moderada, ya que se centran en defender el avance social, derechos civiles, justicia e inclusión, con énfasis en las reformas pacíficas, la equidad y la participación democrática, sin embargo, aun con el logro de avances sociales muchos gobiernos progresistas latinoamericanos de Uruguay, Brasil, Ecuador, entre otros, no lograron transformar los sistemas económicos ni romper con la dependencia de la exportación de materias primas por lo que la desigualdad y dependencia internacional se mantuvo.

Las fuentes en la Web explican que su fracaso también obedece a la falta de cohesión política, alianzas inestables, corrupción y pragmatismo excesivo que provocaron descontento entre sus bases y pérdida de legitimidad, como ocurrió en Brasil, Perú o Ecuador. La falta de cuadros políticos preparados y la dificultad para traducir demandas sociales también generaron crisis internas que sirvió a los intereses de los conservadores y neoliberales que usaron al poder judicial para desestabilizar, inducir bloqueos económicos e incluso golpes suaves en un contexto donde la derecha se hizo más ideologizada y radical. En síntesis, el fracaso relativo de los partidos progresistas latinoamericanos es producto de “su limitada transformación estructural, vulnerabilidad externa, contradicciones internas y la reacción conservadora”.

En México, el partido MORENA puede considerarse un partido progresista por varias razones alineadas con las características del progresismo como el humanismo mexicano y su compromiso con la transformación social. su propósito de consolidar un México justo, democrático, igualitario, incluyente y pacífico, destacando la lucha contra la pobreza, la marginación, la discriminación y la corrupción. Otras características alienadas son la defensa de los derechos sociales y civiles, así como la igualdad de género y el respeto a la diversidad sexual, la protección de los derechos humanos y el mejoramiento de las condiciones de los pueblos indígenas.

Morena propone una economía mixta, donde el Estado tiene un rol protagónico en áreas estratégicas como la energía, defiende la soberanía nacional y combate el modelo neoliberal, favoreciendo el bienestar colectivo sobre los intereses particulares, en este sentido, promueve la responsabilidad social y el fortalecimiento del mercado interno y los salarios justos. Aunque existen debates sobre el pragmatismo político y la adaptación de su discurso en función de alianzas y coyunturas, en su estatuto, declaración de principios, y práctica política, Morena cumple con la mayoría de los rasgos que definen a un partido progresista.

Los riesgos de crisis en Morena parecen identificarse con los que se enfrentaron los partidos progresistas latinoamericanos, por ejemplo, la creciente imagen de conflicto entre grupos morenistas que afectan su imagen y generan presagios de crisis de cohesión y unidad. Los expertos en el tema consideran que las divisiones internas pueden traducirse en pérdida de votos y capacidad de gestión progresista en próximos comicios si no se atienden las raíces del conflicto y se establecen reglas claras de participación y representación al interior del partido. La fragmentación interna debilitaría la capacidad de Morena para cumplir con una agenda progresista nacional, disminuyendo su credibilidad y capacidad para impulsar reformas sociales, democráticas y de justicia que han caracterizado su plataforma.

Las fracturas internas en Morena se han hecho evidentes en los últimos meses, reflejando divisiones. Entre las principales están los conflictos internos, los enfrentamientos públicos y privados entre figuras clave como Adán Augusto López y Ricardo Monreal que se aminoró con la intervención de la dirigencia nacional para evitar mayores divisiones. Otra factura se dio con el ingreso a Morena de políticos provenientes de otros partidos considerados opositores por el morenismo tradicional, como Miguel Ángel Yunes Márquez y Alejandro Murat, lo que generó inconformidad entre los cuadros fundadores y militantes “puros”, que ven “el chapulineo” como una traición al proyecto original.

Ante los indicios de crisis en Morena, la presidenta Claudia Sheinbaum hizo un llamado a la unidad, subrayando la necesidad de que los miembros respeten los principios fundacionales de Morena, como la austeridad y la humildad. La mandataria ha lanzado advertencias públicas ante comportamientos extravagantes o excesos de figuras como Andrés Manuel López Beltrán (Andy), recordando que “el poder se ejerce con humildad” y que no puede haber “gobierno rico con pueblo pobre”.

Frente al ingreso de personajes polémicos o provenientes de otros partidos, Sheinbaum ha pedido cerrar filas y ha propuesto que no se tolere el nepotismo ni los comportamientos que contradigan los valores de la Cuarta Transformación. En este escenario, es viable afirmar que las fracturas de Morena tienen su origen tanto en ambiciones de poder individuales y grupales como en tensiones ideológicas, diferencias regionales y la dificultad de consolidar un proyecto orgánico con identidad y programas claros frente a la pluralidad de intereses y trayectorias de sus militantes para no fracasar como los partidos progresistas de Latinoamérica.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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