Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Los intelectuales

Inicia nuevo mes de campaña y es de esperarse que arrecie la guerra sucia contra el presidente Manuel López Obrador y la candidata a la presidencia de MORENA, Claudia Sheinbaum.  Esta posibilidad esta en las manos de los  llamados intelectuales orgánicos, de los regímenes neoliberales que gobernaron México durante cuatro décadas, sin son tan pensantes como dicen, saben que sus ocurrencias fallaron para salir de la mala racha que presenta su candidata Xóchitl Gálvez en las encuestas. Pero luego de cinco  años  del gobierno  de la 4T,   qué pasa con los intelectuales  que en otros tiempos fueron  grandes seductores. Antonio Gramsci, en la obra de su autoría: Los Cuadernos de la Cárcel, explica que “los empresarios capitalistas crean a los intelectuales como científicos de la economía política que, aparentan cierta independencia y que juegan un papel relevante en el sostenimiento de la clase dominante, organizando y persuadiendo los mecanismos de su hegemonía, construyendo narrativas favorables a esta y justificando el sistema de desigualdades que crea. El intelectual en su acción encaminada a la formación de conciencia política y la organización de las masas ha resultado pieza clave para los regímenes antidemocráticos”.

Israel  Jurado Zapata, en su artículo, Discursos, violencia simbólica y persuasión: Los intelectuales de derecha frente al gobierno de AMLO, argumenta  que, “definir a los intelectuales implica dimensiones polisémicas referidas a los cambios sociales de cada época, que remiten a diversas acepciones, como la de mediadores culturales,  que son elegidos para el campo social que representa una función intelectual”, pero su función social es la  liderar la opinión pública y ejercer presión social, poner sus plumas al servicio de la sociedad, intervenir en asuntos de interés general para develar la verdad y promover la justicia.

 “El conflicto que los define es convertirse en moderadores y mediadores de la justicia social, de asumir la responsabilidad de decidir y expresar qué es lo correcto o qué lo incorrecto en la vida social y política. Buscan influir en las masas, a riesgo de que los acepten o los repudien, enarbolando su verdad”, aunque también hay que considerar que son trastocados por los medios, por la globalización y por los fenómenos sociales característicos de su época, lo cual los vuelve figuras polémicas cuando no escapan de lo que acontece a su alrededor”. Israel Jurado cita a Dosse, quien considera que “no existe una definición a priori de lo que debería ser un intelectual según las definiciones normativas, sino que es preciso mantener una apertura a la pluralidad de sus figuras, la cuales se perfilan gracias a sus matizaciones diferentes de la manera de tocar el teclado de la expresión intelectual. Y en esto, la cooptación de espacios de privilegio, como plazas y proyectos financiados con recursos público en universidades públicas, es tan sólo parte de una de su estrategia”. Esto último, propio de los intelectuales orgánicos de los regímenes neoliberales de México que, mediante un discurso de doble moral, configuraron una agenda para justificar la corrupción de los gobierno priistas que les dieron a ganar privilegios al por mayor y sedujeron a la opinión pública para callar ante la enorme desigualdad que se generó con el neoliberalismo. Hoy sin privilegios y sin máscaras sus, narrativas subyacen en la mentira, la descalificación, el clasismo y el cinismo.

Manuel López Obrador, ya como presidente de la República, los llamados intelectuales orgánicos,  se sintieron agraviados y mostraron su resentimiento contra el presidente, Uno de ellos Roger quien considera que “la población que fue seducida por el populismo lopezobradorista, constituye una “masa de población heterogénea formada de residuos de sectores sociales tradicionales agraviados y excluidos por la modernización y que aparecen como incongruentes y dislocados Para Bartra millones de votantes del 2018 son resentidos sociales que no entienden el alcance de sus actos ni el peso de sus consecuencias”. Otro es Enrique Krause, quien sostiene que “López Obrador no valora la libertad ni entiende, en absoluto, la naturaleza moral, política e histórica del liberalismo. Y creo que esa incomprensión entraña riesgos muy serios para la democracia mexicana.

En julio de 2020, el Reforma publicó una carta firmada por los intelectuales, denominada “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”. Entre las personas firmantes de la propuesta hubo políticos, analistas, académicos y hasta artistas e intelectuales mexicanos, como Héctor Aguilar Camín, Roger Bartra, Agustín Basave, Humberto Beck, Jorge G. Castañeda, Julio Frenk, Enrique Krauze, Antonio Lazcano Araujo, Soledad Loaeza, Ángeles Mastretta, Beatriz Pagés, Ricardo Pascoes, Jesús Reyes Heroles, Enrique Serna, Macario Schettino, Rafael Rojas, Consuelo Sáizar, Javier Sicilia, Fernanda Solórzano, Guillermo Sheridan, Isabel Turrent, Francisco Valdés Ugalde, José Woldenberg y Gabriel Zaid.

Ante esa situación, el presidente respondió: “es bueno que estos personajes se quiten la máscara y demuestran que quieren le regreso del viejo régimen. La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una reacción conservadora.  De modo que es absolutamente legítimo que exista una oposición al Gobierno que represento y a las acciones que estamos consumando. Quizá lo único que pueda reprocharse a tan famosos personajes es su falta de honestidad política e intelectual, manifestada en el mismo contenido de su proclama. Bastaría con preguntarles: ¿cómo contribuyeron a «los avances democráticos… para salir de un sistema autoritario y establecer la democracia» si casi todos ellos defendieron o guardaron silencio cómplice ante los fraudes electorales de la historia reciente del país?”

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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