El Alfil Negro

HIT AND RUN

Por Ramón Ortiz Aguirre

«Semper aves quod abest, praesentia temnis»
(Siempre deseas lo que no tienes y desprecias lo presente)

Lucrecio

Por muchos años, desde mi infancia hasta ya siendo un adulto entrando a la tercera edad, practiqué el béisbol. Comencé en la liga pequeña de San Luis y terminé jugando softball en la liga universitaria y en la del Real de Potosí. Apasionado el del rey de los deportes, he ido a juegos de la ya centenaria Liga Mexicana de Beisbol, así como de la cubana Liga Elite de Béisbol, la japonesa NPB y, por supuesto, de la norteamericana MLB. Soy un aficionado de hueso colorado del juego de pelota y siempre busco la manera de vivir un juego de este deporte.

 

Cuento esto para que se entienda mi sorpresa cuando, un día hace meses, me encontré en las calles de la ciudad grandes espectaculares verdes que invitaban a ver “El mundial Infantil de Béisbol”. Los anuncios presumían también los enormes matamoscas metálicos y la Arena Potosí -los logros más grandes de este desafortunado gobierno-. En las redes sociales, algunos cronistas deportivos identificados plenamente con las actividades charras y festivales del gobernador invitaban a asistir a esta gran justa deportiva y poco les faltó para decir que asistirían grandes peloteros como Shohei Otami o Randy Arozarena.

 

Todo se trató de una mentira más o menos disfrazada, porque, en realidad, San Luis Potosí únicamente fue la sede de la MLB Cup México 2025. Es verdad que la “MLB Cup” es el torneo infantil de talla internacional realizado por la Mayor Legue Baseball, pero de ninguna manera es una "Serie Mundial". Aunque en esta, su sexta edición en 2025 jugarían selecciones de 24 ligas infantiles, todas serían nacionales, es decir, de diferentes estados de la república. Es un torneo loable que impulsa la práctica del juego de pelota dentro de nuestras fronteras únicamente.

En el mismo ámbito beisbolero, otra mentirijilla del gobierno estatal ha sido contar que es muy probable que San Luis Potosí sea la casa del segundo equipo más ganador en la Liga Mexicana, tan sólo detrás de los Diablos Rojos del México y arriba de los Sultanes de Monterrey. Según esto, ya hay negociaciones con la familia del inmortal Fernando Valenzuela quesque para adquirir ¡a los “Tigres de Quintana Roo”! ¿Quién puede creer que es posible traerse a esta escuadra desde su sede en Cancún? Ante estas descabelladas declaraciones, tenemos que hacernos varias preguntas y observaciones elementales.

 

El Estadio "Beto Ávila", hoy llamado "Sherwin-Williams", la casa de los Tigres tiene una capacidad para 9,785 espectadores, y cuenta con pantalla y pizarra electrónicas, así como confortables butacas en todas las localidades, vestidores de primer nivel, gimnasio, amplio estacionamiento, y muchas otras amenidades de primer nivel. Mientras tanto, en nuestra ciudad apenas si tenemos el Estadio "20 de noviembre" con una capacidad para 6,500 espectadores y los atributos propios de una edificación de los años sesenta, que fue cuando se construyó después de demoler la anterior sede en avenida "Nicolás Zapata".

El estadio que fuera casa de los Tuneros y que hace un par de años pasó a convertirse en lienzo charro por capricho del gobernador Gallardo, hoy en día carece de servicios sanitarios y vestidor para los beisbolistas, su cancha es un enorme terregal y para colmo no tiene pantalla ni una pizarra funcional. Por si fuera poco, los baños para el público son un verdadero asco, el estacionamiento es insuficiente y no cuenta con un mínimo atractivo. En pocas palabras, ese lugar es una lástima en donde no se puede jugar al béisbol.

 

Por otro lado, también debe considerarse que los tiempos establecidos por la liga para un cambio de sede o abrir una nueva plaza no son inmediatos. ¿Recuerdan ustedes la cantidad de años que tuvieron que pasar para que la Liga Mexicana volviera a Chihuahua, sede de los Dorados, y se abriera la franquicia de los Conspiradores de Querétaro? Eso por no tomar en cuenta el aspecto económico de la cuestión: según cifras publicadas por Forbesun equipo de la LMB necesita de un presupuesto que oscila entre 80 y 150 millones de pesos por temporada para operar funcionalmente. A esto súmele el costo de construcción de un estadio junto a los gastos mínimos de arranque del negocio para entender que es imposible importar a los Tigres desde Cancún a San Luis.

 

Sea quien sea el asesor deportivo del gobernador, le mando la señal del “hit and run” (golpear y correr), que es una estrategia ofensiva en donde el corredor de primera base intenta avanzar a la siguiente, al mismo tiempo que el bateador intenta conectar la pelota. El objetivo es que el corredor llegue a segunda base si el bateador logra un hit, o que el bateador también pueda avanzar a primera base si el corredor es puesto out. Y es que de seguir así, en la jugada declarativa del gobernador, es factible que lo ponchen o lo saquen del juego al dar un flay al cuadro.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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