El alfil negro
Por Ramón Ortiz Aguirre
CONSEJO UNIVERSITARIO GELATINOSO
De verbo ad verbum
Palabra por palabra; al pie de la letra
A lo largo de mi vida como académico, me tocó dirigir muchos trabajos recepcionales para otorgar títulos de Ingeniero Geólogo, Ingeniero Civil y otras especialidades. Durante más de más de treinta años, no encontré un solo plagio en los trabajos elaborados por los alumnos, nada de qué avergonzarse; buenos o malos estudiantes, habían alcanzado la cúspide de su preparación académica elemental. Más tarde, y para un grupo reducido, llegarían los estudios de posgrado, pero siempre enfrentaron su destino con dignidad.
Hace poco nos enteramos del descarado plagio, error de redacción y trampas para elaborar una memoria de desarrollo profesional, que le permitió a la señora Xóchitl Gálvez, alcanzar el título de ingeniero en computación, ¡25 años después de haber concluido sus estudios! Ella aceptó sus errores, los minimizó y los vio como algo normal, a tal grado que declaró: “la pendejié, jajaja”.
Recientemente, el Consejo Técnico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, a través de su vocero informó que el trabajo elaborado por la senadora, y hoy candidata virtual a la presidencia de la república por parte de la oposición PRI-PAN-PRD, no había realizado ningún plagio. Dijeron que “se trató de un trabajo original que cumple con las finalidades de la modalidad de titulación”. ¡Vaya desfachatez de los no muy honorables miembros del Consejo de la Facultad de Ingeniería!
Con la determinación de los consejeros, aunque no sé si la votación fue unánime o parcial, la UNAM, a través de su Facultad de Ingeniería, se ha metido de lleno en el proceso electoral, mostrando su preferencia por la candidata de la derecha, la señora que se hizo millonaria vendiendo gelatinas y copiando textos para presentarlos como propios.
Vaya papelón de quienes revisaron el trabajo de Xóchitl, pues con su dictamen han contradicho lo que con gran cinismo declaró ella misma. De hecho, con su resolución afectan la credibilidad en la que llaman “máxima casa de estudios”, así como abrieron las puertas para que cualquiera que sea candidato a cualquier puesto público, pueda copiar lo que le venga en gana y lo presente como tesis.
Con este hecho lamentable, han creado precedente y establecieron una norma. Al aceptar la anomalía de Gálvez, la UNAM no tendrá ya cara para negar otra aceptación tácita de la inmoralidad académica. Como me comentaba un amigo, tal vez hasta el lema de la universidad deberían de cambiar y ya no decir que por mi raza hablará el espíritu, sino más bien aclarar que por mi raza hablará el candidato.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP
RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.