Torre Cultural
EL SAN LUIS POTOSÍ DE GUTIERRE TIBÓN
A Olga Irene Caraveo, migrante de Chihuahua realizada en San Luis Potosí
Por Pedro Félix Gutiérrez
Cincuenta años de fecunda travesía por los caminos de México reunió a Gutierre Tibón con la muerte en un cruce de caminos en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. De él dijo el presidente Lázaro Cárdenas que "había sabido penetrar en lo más profundo de México". Alfonso Reyes lo declara incansable y delicioso buceador, de múltiple producción sociológica, filológica, poética, antropológica, etnológica, arqueológica y enciclopedia.
Gutierre Tibón abarca una singular y participativa concepción del entorno nuestro escrito desde México, en 1950, con el libro Un país en futuro (1942, editorial Pirámide) hasta los últimos tres libros que comenta su esposa Cristina Cassy, en una nota necrológica que quedaron pendientes de publicarse.
Cristina, pintora realista impresionista, fue madre de tres preciosas hijas y un hijo y, más tarde, se imbuyó en un proyecto de investigación histórica con su segundo marido, Gutierre Tibón, autor de más de ochenta libros, que da como resultado el encuentro con la ciudad de Granada, España, -que con su canción inmortalizara Agustín Lara- como cuna de una saga de estudiosos y escritores de la edad media, de donde Gutierre procede: Los Tibónidas.
De acuerdo a Rogelio Villarreal, "Los Tibónidas, son descendientes de Yehudá ben Saúl ibn Tibón (1120-1190), y fueron una dinastía de médicos, sabios y traductores que vivieron en Granada hasta el siglo XII, cuando los fanáticos almohades obligaron a los hebreos a refugiarse en Cataluña y Provenza, dando fin así al esplendor de la rica y armoniosa cultura judeoárabe de al-Ándalus. Hijo de Yehudá, Samuel ibn Tibón no solamente tradujo al hebreo la célebre Guía de perplejos, de Maimónides -cuya familia también había sido expulsada de España-, sino que le anexó un diccionario filosófico que ayudaría a su comprensión. Maimónides escribió una carta a Samuel en la que recomendaba la traducción y el estudio de pensadores árabes, griegos y judíos 'de importancia' -pues había otros en los que no valía la pena detenerse-, lo que conformaría posteriormente el corpus básico de la educación científica y filosófica de los judíos en Europa occidental.
Descendiente de esa ilustre estirpe, el erudito mexicano Gutierre Tibón, nacido en Milán en 1905, llegó a México en 1949, invitado por Isidro Fabela, delegado en la Liga de las Naciones en Ginebra, mudándose más tarde a Cuernavaca donde vivió hasta su muerte. Fue el inventor de la innovadora máquina de escribir portátil Hermes Baby, además de autor de una vastísima obra esencial para entender no solamente la historia de su país de adopción, sino cuestiones fundamentales para el desentrañamiento de mitos, leyendas y tradiciones.
Entre sus numerosos libros que tratan de lingüística, filología, etnología, religión e identidad cultural se cuentan América, setenta siglos de la historia de un nombre (1945); Historia del nombre y de la fundación de México (1975); La tríade prenatal: cordón, placenta, amnios. Supervivencia de la magia paleolítica (1981); El ombligo como centro cósmico: Una contribución a la historia de las religiones (1981) y, entre muchos más, el Diccionario etimológico comparado de los apellidos españoles, hispanoamericanos y filipinos (1988)".
Su producción Aventuras en México 1937-1983 con elogios de los estados que conforman el país, desde Aguascalientes hasta Zacatecas, dos incursiones en el "ex México" y un índice de más de 2 mil 600 nombres publicado por Editorial Diana con un tiraje de dos mil ejemplares, trae en la portada la máscara de jade del príncipe de Palenque. La primera edición del libro fue en 1983 y la octava en abril de 1991.
Según su autor es un libro escrito en el transcurso de casi medio siglo, "es describir el mundo de sensaciones que me avasalló viajando por México, alternando con gente nueva, atisbando todo con ojos nuevos. Tengo el don del asombro que siempre se renueva; a veces logro atar cabos sueltos que me permiten penetrar más hondo en los secretos del pasado. Amo el universo que me rodea y a mi prójimo, más a la gente humilde y a los bienaventurados seres pensantes que encuentro en mi camino. Contar tantas historias exige sabiduría, información, disposición y amor para reseñar nuestra patria, su cultura, su belleza, sus tesoros y costumbres tan mexicanas y a veces tan desconocidas y reveladoras"
En su relato "Elogio de San Luis Potosí" (1955), Gutierre Tibón describe que "de Jerez de la Frontera (Andalucía), la ciudad española que durante siglos contuvo a los moros, procedían los extremos que fundaron en el reino de la Nueva Galicia otra Jerez de la Frontera, la cual sirvió para contener las incursiones de los indios nayaritas. Pedro Caldera, nacido en la Jerez antigua, tuvo un hijo ilegítimo con una mujer chichimeca llamada María y le pusieron de nombre Miguel".
Miguel Caldera nació en 1548 mediando el Siglo XVI y con el tiempo se volvió un esforzado capitán que recibe la obediencia del Nayarit y en 1592, cerca de la pequeña congregación de San Luis, descubre en un cerro (de San Pedro) una mina de riqueza tan fabulosa que le da el nombre de Potosí por su semejanza con las de Bolivía.
El virrey Luis de Velasco y Alarcón designa como alcalde mayor de Potosí a Juan de Oñate y Salazar, hijo de Cristóbal, el poblador de Zacatecas, y de doña Isabel de Moctezuma, bisnieta del emperador Moctezuma y nieta de Hernán Cortés de Monroy Y Pizarro.
Exactamente ocho meses después del maravilloso descubrimiento, el 3 de noviembre de 1592, los dos ilustres mestizos Caldera y Oñate, investidos de la autoridad real que les otorgó don Luis de Velasco, fundan la ciudad de San Luis Potosí, levantan su plano, trazan sus calles y organizan su gobierno.
¿Por qué San Luis? Tal vez porque el primitivo convento franciscano se estableció un 25 de agosto, día de San Luis Rey, indudablemente Santo francés pero español por parte de su madre, doña Blanca de Castilla. En cuanto a Potosí se sabe que el nombre de esta mina en la actual Bolivia, viene del quechua pupuntusi que significa "manar o brotar" y desde mediados del Siglo XVI mandaban del Potosí "ríos de plata" tan caudalosos que Potosí se había vuelto sinónimo de riqueza inmensa inagotable.
En la actualidad, la Potosí boliviana es una pequeña ciudad de 35 mil habitantes en tanto que la mexicana es una metrópoli del centro de nuestra república con más de dos millones de habitantes en su zona con gran movimiento ferroviario y gran intensidad de tráfico comercial, aunque sigue menguada la actividad minera. La canadiense Minera San Xavier desapareció el Cerro de San Pedro. Aunque San Luis tiene la planta de antimonio más grande del mundo al poniente, en Morales, son dignas de mención las industrias metalúrgica, textil, alimenticia y la mueblería.
Ciudad de recio abolengo, con hermosos edificios de la época del virreinato, muchos de ellos construidos con cantera rosa. En la luminosa tarde potosina, el sol se refleja en las mil astillas de cuarzo de la cantera y la piedra adquiere una tonalidad dorada que parece una irrealidad. La ciudad de piedra se vuelve diáfana; "Ciudad transparente" la llamó con acierto el pintor Antonio Castro Leal que dejó obra mural en el ahora Museo del Ferrocarril, la Iglesia de la Compañía y el Teatro de la Paz.
San Luis Potosí, ciudad de jardines y templos, la fachada de Nuestra Señora del Carmen me parece la quintaescencia del barroco, mejor dicho, del súper barroco; la Iglesia de la Compañía de Jesús, cuya obra dirigió a mediados del Siglo XVII un indio manco Maestro albañil.
Contigua a este templo se levanta la Universidad Autónoma Potosina; precisamente aquí estuvo el antiguo pueblo de Tangamanga, antepasado de San Luis del Potosí y que por cierto tenía gran cantidad de agua. Me encanta el sentido que tiene Tangamanga en huasteco TAN-JA-MAN-JA, "lugar de agua y oro".
El estado de San Luis Potosí tiene la forma de un perrito de lujo, de los que llaman Terrier escocés, la nariz se encuentra cerca de Illescas y penetra en el corazón de Zacatecas; la oreja llega hasta Coahuila; el rabito -quien lo diría- sólo está a unos cincuenta kilómetros de Tampico, en tanto que una pata acaricia Guanajuato.
En general cuando se evoca a San Luis se piensa en una tierra extremadamente seca. En mí por lo contrario suscita inmediatamente el recuerdo de una desbordante riqueza de agua, es que he andado cerca de Ciudad del Maíz, con sus cascada de Minas Viejas y sus frescas fosas formadas por el río de El Salto que en El Naranjo tiene una cascada del mismo nombre que se precipita setenta y cinco metros entre el lujuria de follaje tropical. Es una maravilla de cascada que está localizada dentro de la Reserva de la Biósfera Sierra del Abra Tanchipa, la cual es una de las más grandes del mundo y cuenta con formaciones petrificadas de roca, esto se debe a los minerales que formaron pequeñas albercas naturales o pozas en donde se puede nadar tranquilamente.
El historiador Joaquín Meade opina que el cultivo del maíz se originó aquí, nació en la huasteca potosina. Sea lo que fuere, a la abundancia del cereal se debe el nombre del Valle de la pura y limpia Concepción del maíz, hoy Ciudad del Maíz.
Una rápida incursión en la ciudad muerta de Real de Catorce, hoy Pueblo Mágico, antiguo mineral abandonado y llamado así porque los chichimecas mataron ahí a catorce soldados españoles, un saludo a la segunda población del estado, la notable Matehuala y a la calurosa Tamazunchale que los primos del norte conocen como "Tomas and Charlie", o sea, "Tomás y Carlitos".
Cómo ha sido San Luis pródigo en hombres sobresalientes desde el poeta Francisco González Bocanegra, autor de la letra del Himno Nacional y el poeta de Idilio Salvaje, Manuel José Othón. Entre los contemporáneos, el compositor Julián Carrillo, autor del nuevo sistema del Sonido Trece; el matemático Nabor Carrillo Flores; el escritor y crítico Antonio Castro Leal; el poeta Miguel Álvarez Acosta; el clínico Pedro Ramos; los economistas Antonio Carrillo Flores y Jesús Silva Herzog; el novelista Jorge Ferretiz y cómo olvidar al juez Prospero Olivares Sosa.
Limpio patriotismo y conducta heroica en la lucha por la Independencia han hecho que este Girón de México merezca un dictado de alto elogio "San Luis de la Patria".
Ver y enseñar a ver para dejar atrás la infancia espiritual.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
Es académico investigador por la UASLP la cual ha publicado sus libros. Es considerado buen escritor y poeta. Sus columnas periodísticas son culturales