El alfil negro

Por Ramón Ortiz Aguirre

Y LA MÁQUINA SEGUÍA PITA, PITA Y CAMINANDO

 

Videatur ab ómnibus

 (Que sea visto por todos)

En el programa de desarrollo denominado 100 pasos para la transformación presentado Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de México, la comunicación juega un papel muy importante. Por esa razón, señala la ejecución de tres grandes obras ferroviarias que fortalecerán la conectividad nacional y su vinculación con los sistemas de desarrollo. Este proyecto consiste en la puesta en marcha los sistemas del Tren AIFA-Pachuca, el Tren Ciudad de México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo y el Tren México-Querétaro-Guadalajara.

 

Apenas Sheinbaum presentó y definió su proyecto, saltaron a la palestra los inconformes de toda la vida y sus comunicadores de cabecera, los mismos que impulsaron la candidatura tripartita de PAN-PRI-PRD. Después del fracaso electoral, los de este grupo ahora se asumen como ingenieros y economistas ferroviarios, como en su momento lo han sido de una amplia gama de especialidades, siempre fracasando de forma rotunda. En resumidas cuentas, estos señores dicen hasta la saciedad que el proyecto será demasiado caro y que está condenado al desastre porque es algo antiguo, ya que el ferrocarril fue introducido al país por el general Porfirio Díaz. La verdad es que no conocen para nada lo que se planea y por eso considero importante hacer la aclaración pertinente.

 

La historia del ferrocarril en México comenzó en 1837, cuando por decreto del entonces presidente Anastasio Bustamante se otorgó la primera concesión al exministro de Hacienda Francisco Arrillaga para la construcción y operación de la primera línea ferroviaria que pretendía enlazar el puerto de Veracruz con la capital del país. El costo de aquella operación se estimó en seis millones de pesos, pero de lo proyectado sólo se logro construir un tramo de 11 kilómetros de longitud, que comunicó al puerto de Veracruz con El Molino, en las cercanías del río San Juan. A esta línea inaugurada en 1850 se le llamó Ferrocarril Mexicano.

 

Durante el Porfiriato se dio un gran impulso a los ferrocarriles y así, entre 1872 y 1910, se construyeron cerca de 20 mil kilómetros de vías ferroviarias. Esto permitió que México ingresara de lleno a la modernidad, gracias a que la comunicación integral impulsó el proceso de desarrollo industrial. En este periodo, la red ferroviaria fue compuesta por la línea del Ferrocarril Mexicano que enlazaba a la Ciudad de México con Nuevo Laredo, pasando por San Luis Potosí, así como el Ferrocarril Internacional Mexicano que comunicaba a Durango con Piedras Negras, junto a todos los ramales que estas compañías poseían.

Ya en el Siglo XX, buena parte de la Revolución Mexicana se desarrolló sobre los trenes que desplazaron a las tropas por grandes distancias y en corto tiempo. En este periodo de la historia la mayor movilidad en vías férreas lo tuvo la División del Norte, comandada por Pancho Villa; de hecho, puede considerarse que los trenes villistas fueron los primeros a nivel mundial en tener carros hospital. En algunas ocasiones sus trenes llevaban también a una compañía de circo, cuya función era divertir a la ciudadanía en los sitios que eran tomados por sus tropas; los caballos viajaban en carros para ganado y parte de la tropa sobre el techo de los furgones y carros del ferrocarril.

 

En 1995, durante el gobierno neoliberal de Ernesto Zedillo, se tomó una decisión que fue nefasta para el pueblo que tenía su principal forma de transporte en el ferrocarril: El presidente privatizó Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), vendiéndoselo a empresas estadounidenses. Este proceso se mantuvo en todos los gobiernos neoliberales que le sucedieron, cerrándose el ciclo en abril de 2005 cuando Kansas City compró el control accionario del grupo TMM, creando la empresa Kansas City Southern (KCS) de México.

 

Durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador, el gobierno federal volvió a interesarse en el desarrollo ferroviario, construyendo el Tren Maya y el Tren Interoceánico. Ha sido en esta administración que se ha buscado devolverle al pueblo de México un sistema de comunicación ferroviaria, que en todo el mundo crece, y que nos permitirá poder viajar a bajos costos, con menos riesgos e impulsando un mejor desarrollo económico.

 

A pesar de la andanada de comentarios en contra del proyecto de la Dra. Sheinbaum, de las columnas de opinión escritas en plena ignorancia o mala leche, todo con el fin de denostar a un gobierno que aún no comienza y a otro que vive sus últimos días, a esta máquina no la van a poder descarrilar, va a seguir pita, pita y caminando.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

RAMÓN ORTIZ AGUIRRE

ramon.ortiz.aguirre@gmail.com

Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.

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