Ajedrez Huasteco
Por Jesús Sierra
EDUCACIÓN VIAL, EXCLUIDA DE LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS
Hace alrededor de 20 años impulsamos una propuesta ciudadana para que en los libros de texto fuese incluida una materia de educación vial. La respuesta que nos dieron fue simple: La consideraron innecesaria porque en los libros de texto ya se incluían alusiones a esta materia.
Hace 24 años se capturó la fotografía que les comparto en este relato. Es un aula de una escuela primaria de Ciudad Valles, S.L.P. Por invitación de las direcciones acudíamos con mucho entusiasmo a charlar con los alumnos sobre educación vial. En esas pláticas destacábamos el uso correcto de las vías públicas y de los vehículos, como una manera de prevenir accidentes viales. Tratamos de concientizar a los estudiantes de la gran responsabilidad que implica el ser usuario en las calles y carreteras, bien como peatón, como pasajero o como conductor.
Es difícil saber cuántos de los alumnos que nos escucharon comprendieron la importancia de la educación vial. Cuántos de ellos utilizan cotidianamente el cinturón de seguridad, cuántos cruzan las calles por las esquinas o sendas peatonales, cuántos omiten conducir un vehículo después de consumir alcohol o drogas, o cuántos se colocan el cinturón de seguridad al abordar algún vehículo como pasajeros.
Hace 20 años teníamos identificado el consumo de alcohol como la primera causa generadora de accidentes, hoy, sin embargo, la conducción de vehículos y la utilización de teléfonos celulares de manera simultánea, resulta ser más incidente que conducir bajo los influjos del alcohol. Cuando se utiliza un teléfono celular al conducir, la atención al frente del camino se pierde por varias centésimas de segundo o incluso segundos, suficientes para desencadenar un lamentable accidente, situación que, sin embargo, no ha sido suficiente para re considerar el uso de estos aparatos mientras se conduce.
Hoy los vehículos cuentan con tecnologías que los hacen ser más rápidos y más potentes, lo cual por supuesto es un generador de accidentes de mayor complejidad, y con consecuencias más graves, razón que, sin embargo, tampoco ha tenido mucha atención de la mayoría de los usuarios.
Después de un accidente nada tiende a ser igual. De los accidentes pueden ocurrir tres grandes consecuencias: Daños materiales, lesiones o muertes y tan sólo se necesita de un error humano de apenas un tiempo fugaz de 0,3 segundos para desencadenar un siniestro que podría tener cualquiera de las tres consecuencias enumeradas.
Tener un volante en las manos es como portar un arma de grueso calibre, en ambos casos, cualquiera puede acabar de manera instantánea con la vida de otras personas, aún sin pensarlo o sin proponérselo, pues los accidentes son generalmente impremeditados.
La educación vial debería ser una materia de suma prioridad para todos. En algunos países donde le han dado la importancia que tiene, lograron disminuir los índices de accidentalidad y las muertes de manera altamente significativa.
Una propuesta de los gobiernos debería incluir un agresivo programa de educación vial, y un estricto sistema de sanciones a usuarios de las vías públicas y los vehículos, pero eso, lo sabemos, no es interesante porque no da votos.
Así las cosas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
JESÚS SIERRA
Abogado por la UASLP. Experto en acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas. Colaborador y columnista en varios medios de comunicación entre ellos Ajedrez Político SLP. Radica en Ciudad Valles, la puerta grande de la Huasteca potosina.