Torre Cultural

Por Pedro Félix Gutiérrez 

LAS SIETE CABRITAS

Sin duda alguna peculiar y grato resulta el libro “Las Siete Cabritas” de Elena Poniatowska que acabo de volver a leer para comprender las particularidades de la mentalidad femenina de nuestro tiempo.

Mujeres potosinas que incendian la calle un solo momento y que vuelven a reaparecer al año siguiente en su aniversario.

Este libro que reseña la vida y obra de siete mexicanas estuvo a punto de llamarse "Las Dulces Gatitas", después se optó por "Las Yeguas Finas" y por último quedó así como “Las Siete Cabritas”.

Bajo la magistral pluma de Elena miramos a las bravas, bárbaras y bravísimas mujeres -locas para algunos-, y por, lo mismo, únicas, artistas, pintoras, escritoras y musas. Sus vidas se formaron con pasión, sensibilidad, compromiso y dolor.

Frida Khalo y su cuerpo mutilado en el lienzo; Pita  Amor, poeta irredenta; Nahui Olin y sus ojos de hechizo; María Izquierdo, pintora que se ganó la admiración unánime, Elena Garro poeta de nuestras letras; Rosario Castellanos notable en cualquier género y Nohemí Campo Bello, bailarina grácil y cronista de la Revolución. Todas ellas en el Siglo XX de sus grandes hazañas.

Kahlo dijo que "mi cuerpo ha sido un Judas en esta porquería que me envuelve la linfa, la sangre, la grasa, los humores y los sabores. En México a los Judas los quemamos, estallan en el cielo y quedan reducidos a cenizas todos los años en la Cuaresma después del Viernes Santo en el Sábado de Gloria. Todo lo pinté: Mis labios, mis uñas, rojo sangre, mis ojeras, mis pestañas y mis corsés".

El gran pintor Diego Rivera fue su compañero, su esposo y Maestro. Con ellos vivieron los Trostski. Frida, Fridita, Friduchita, Friduchina, la niña de Diego. Eso fue.

Hablemos ahora de Pita Amor. Fue una mujer que ni sus padres tuvieron fuerza para controlarla y la dejaron libre como sus palabras. Desde muy niña fue consentida con exigencias y rabietas de terrores nocturnos. La mas linda criatura, su hermana Carmen Amor, estrenó su cámara fotográfica con ella y le sacó muchas fotos desnuda desde su niñez. Ella habla de ello en su novela "Yo soy mi casa". Escribía en las bolsas del pan sus poemas con lápiz de cejas:

Ventana de mi cuarto abierta;

Cuánto aire por ella entraba,

y yo que en el cuarto entraba

a pesar que aire tenía

de asfixia casi moría

que este aire no me bastaba,

porque en mi mente llevaba

la congoja y la aflicción

de saber que en me faltaba

la ventana en mi razón (poema XXI).

Pita Amor vivió de escándalo en escándalo. Se presentaba en las fiestas, reuniones y exposiciones con su enorme abrigo de mink envuelta y completamente desnuda. "Ya llegué cabrones", era su frase. El bullicio, su forma de vida, sobre todo cuando abría su abrigo a los ojos de todos. Ya vieja en la Zona Rosa donde se paseaba entre las calles de Génova y Amberes, murió su historia, muchas veces fue recogida por sus amigos completamente borracha.

Eso lo expresa en su poema "Letanía de mis defectos":

Soy vanidosa, déspota, blasfema;
soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.
La lumbre del infierno a mi me quema.


Es de cristal cortado mi sistema.
Soy ególatra, fría, tumultuosa.
Me quiebro como frágil mariposa.
Yo misma he construido mi anatema.

Soy perversa, malvada, vengativa.
Es prestada mi sangre y fugitiva.
Mis pensamientos son muy taciturnos.

Mis sueños de pecado son nocturnos.
Soy histérica, loca, desquiciada;
pero a la eternidad ya sentenciada.

Nahui Olin, así le llamo el Dr. Atl de quien fue amante y compañera. Carmen Mondragón Valseca fue su nombre original. Nació en Tacubaya el ocho de julio de 1893 y, a lo largo de 85 años, su poesía, su pintura, sus caricaturas, su espontaneidad, su desnudez permanente, su renuncia a la forma en que se conduce su barca en un mar de tiburones, la vuelve una mujer de linaje superior.

Su soledad por la muerte se dio a partir de la pérdida de sus amigos. La noche del 5 de enero de 1943 muere la fotógrafa Tina Modotti; el 7 de septiembre del 42 muere su amigo José Clemente Orozco; el 13 de enero del 53 la grabadora y pintora Isabel Villaseñor; el 13 de julio del 54 muere Frida Khalo; en el 67 -de una embolia-, María Izquierdo; el 24 de noviembre, Diego Rivera y el 16 fe agosto del 64 el Dr. Atl, genio de la pintura y los volcanes; y el 16 de enero de 1974, David Alfaro Siqueiros falleció en Cuernavaca, Morelos. “Mi vida -dice- fue una novela y yo fui el primer personaje”.

De María Izquierdo sabemos que aún se oyen los balazos de 1910. Las mujeres caminan, sudan, aman, son colchón de tripas, dan a luz y se acostumbran a la muerte. El 14 de septiembre de 1929, Diego Rivera se convierte en director de la Academia de San Carlos y la señalará a ella y a su pintura como “lo único que vale la pena ver”.

Al día siguiente este comentario del gran pintor y muralista provocó indignación y escándalo entre el alumnado quienes reciben a María con tinazos de agua fría. “Es un delito mayor ser mujer y tener talento”, les dice, les mienta la madre y decide trabajar en su casa. Ahí ella instala su taller donde muere a los 53 años de una cuarta embolia.

El caso ce Elena Garro ha quedado tan confundido con la vida de Octavio Paz que muchas veces resulta difícil separar su obra de la vida del poeta. “!Ah, es la mujer del poeta!”, se dice.  Y es una forma de entender esta identidad y a partir de aquí comienza la historia de amor y odio entre los dos que conocemos.

Nacida en 1916 en Puebla, Elena muere el sábado 22 de agosto de 1998 en Cuernavaca, apenas cinco meses después de la desaparición de Octavio Paz. Ella fue heroína de sus novelas, “la Verónica del reencuentro de personajes”, “la Mariana de testimonios sobre Mariana", “la Inés de Inés”. Lo que todos miran, la autoridad de los días, el campo de batalla, la causante de la desfiguración y el continuismo del universo.

Rubia, los ojos cafés -que según Octavio Paz- tenían la fuerza del tigre para adquirir en un minuto la súplica y la dependencia del perro. Elena Garro fue sus sueños, una mujer singular y enriquecedora. Había algo maléfico en su mirada, siempre en peligro. Su cabeza era un campo de batalla y ahí se encontraban sus buenos sentimientos y sus malas intenciones.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP

Pedro Félix Gutiérrez

pfelix2000@hotmail.com

X: @pedrofelixgutie

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Es académico investigador por la UASLP la cual ha publicado sus libros. Es considerado buen escritor y poeta. Sus columnas periodísticas son culturales

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