Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

El fin del mecanismo prianista

La corrupción que se teje con ideologías políticas con el tiempo afecta a los partidos políticos. El PRI y el PAN o prianato lo saben e insisten en tejer narrativas vacías porque el mecanismo que usaron para gobernar en el periodo neoliberal está en crisis y ya no tienen con que operar. Saben que con la próxima llegada de magistrados, ministros y jueces, elegidos por votación popular, entrarán en un coma irreversible. Su mecanismo está oxidado y en desuso.

En el periodo de 1988 a 2018, el PRIAN, ejerció su poder a través de un mecanismo que configuró el ideal de una democracia, pero su discurso ocultaba las estructuras de control que operaban más allá de las fraudulentas elecciones que los sostenían en el mandato, es decir, el control total de poder judicial, los medios de comunicación y los llamados intelectuales orgánicos de entonces.

En el año 2000, el prianismo exaltó el triunfo de Vicente Fox, ganador de la elección presidencial, no obstante, lo que pregonaron como una transición democrática, solo fue un reacomodo pactado entre élites políticas y la oligarquía para compartir y preservar sus privilegios en un país con evidente desigualdad económica, de justicia social y judicial

El mecanismo más evidente para el control del poder judicial fue la reforma que se llevó a cabo durante el gobierno de Ernesto Zedillo en 1994. El entonces mandatario sabedor de la insuficiente conciencia política de la ciudadanía, la presentó como una “modernización institucional” que, para los verdaderos analistas críticos de entonces, “respondía a una lógica de blindaje político”, ya que la rapidez con la que se aprobó, en quince días, develó que Zedillo tenía urgencia de protegerse de un futuro incierto por la ruptura con Carlos Salinas de Gortari, que se manifestó públicamente a partir de marzo de 1995.

El mecanismo para controlar el poder judicial, en manos de Zedillo, operó con grandes ventajas para el prianismo y perduró años después, por ejemplo, la maniobra legislativa del 2016, cuando el PRI y PAN “aseguraron magistrados afines en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para las elecciones presidenciales de 2018 y 2024.” De acuerdo con las fuentes en la Web, fue una operación coordinada, ya que ambos partidos prolongaron los períodos de cuatro de los siete magistrados electorales, colocando figuras como José Luis Vargas Valdez (con clara filiación priista-panista) y Reyes Rodríguez Mondragón (apadrinado por el senador panista Roberto Gil Zuarth)”. entre otros y otras figuras con toga prianista.

El mecanismo también operó para el control de los medios de comunicación mediante el uso masivo de recursos públicos para publicidad oficial. Millones de pesos se destinaron a esta operación para crear una relación de dependencia entre el gobierno y los medios. Durante el gobierno de Felipe Calderón, Televisa obtuvo jugosos contratos millonarios de publicidad a cambio de favorecer la imagen del gobierno federal. Cuando Enrique Peña Nieto fue gobernador del Estado de México tuvo un convenio con Televisa, que inicialmente fue de 742 millones de pesos en 2005, pero aumentó a cifras superiores a los 80 millones de dólares anuales.

Las fuentes en la Web también registran que entre 2013 y 2016, Televisa y TV Azteca recibieron 10,692 millones de pesos por publicidad oficial. Un caso emblemático se presentó durante la campaña electoral de 2012, cuando el PRI implementó una “estrategia tripartita de control de la opinión pública: cooptación del voto a través de dádivas y contratación masiva de espacios en Televisa para favorecer a Peña Nieto”. La operación coordinada por Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola y Denise Maerker se enfocó en construir una imagen negativa de los candidatos opositores y al mismo tiempo la construcción de una imagen positiva de Enrique Peña Nieto a través de programas como "Tercer Grado" de Televisa. El mecanismo tuvo su costo y durante el sexenio peñista (2012-2018), se aprobaron casi “25,700 millones de pesos para publicidad, pero se gastaron en realidad 52,585 millones de pesos, más del doble de lo autorizado. Este gasto excesivo creaba una relación de dependencia endogámica entre el gobierno y los medios de comunicación”.

Otro eslabón del mecanismo fue el de los intelectuales orgánicos afines al prianismo. Con la creación de un sistema institucional, durante el gobierno de Carlos salinas, se cooptaron a intelectuales a través de la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en 1988. Este organismo funcionaba mediante becas y estímulos económicos que permitían al gobierno beneficiar intelectuales afines y beneficiarse de su legitimación. Como señaló el escritor Paco Ignacio Taibo II: "La lógica del Estado mexicano es ofrecer para cooptar. El Estado tiene esa lógica castradora, todo lo que da lo cobra en favores”. Durante la alternancia PRI-PAN, cada partido implementó estrategias para reconfigurar el padrón de intelectuales oficiales.

Estos eslabones del mecanismo develan que el PRI y PAN compartieron estrategias similares de control institucional que les permitieron mantener la hegemonía política durante tres décadas, perpetuando prácticas que socavaron la independencia real de los poderes del estado mexicano, pero hoy su mecanismo se resquebraja y los lamentos del prianismo resuenan a lo largo y ancho del país. Su voz clama en el desierto con un discurso vacío en las cámaras, en los medios de comunicación y en su otrora jactancia de la autonomía de su poder judicial.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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