Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Mucha comunicación, pero mal

Ante La polarización política que se vive en México, la comunicación institucional de MORENA es uno de los temas que exhiben riesgos para superar a sus adversarios prianistas, medios de comunicación corporativos, oligarcas y comentócratas, en tal medida, que exhibe una estrategia con la que comunica mucho pero comunica mal, mientras que la oposición resuena en el espacio mediático con una descalificación constante y sistemática a través de la posverdad para influir en la formación de la opinión pública, a través de apelaciones a las emociones y creencias personales. Es decir, es una "distorsión de la realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales".

Al finalizar la elección del poder judicial del domingo pasado, Alejandro Moreno, presidente del PRI, de inmediato apareció en los medios para pregonar que su partido le había dado una “macaniza” a MORENA. Fue hasta el día siguiente que los dirigentes del partido morenista aparecieron en las redes para comentar sus observaciones de la elección. Es de llamar la atención que, Andrés Manuel López Beltrán expresara que poco o casi nunca aparece en los medios de comunicación debido a que están manipulados, quizás tratando de justificar que en materia de comunicación política hay deficiencias y que no están actuando con la premura adecuada y efectiva.

En las declaraciones de María Luisa Alcalde Luján, presidenta del partido MORENA, destacó que las recientes elecciones del Poder Judicial generaron diversas reacciones, enfatizó la defensa de la imparcialidad y el éxito del proceso electoral. Sus argumentos se centraron en defender la transparencia e imparcialidad del partido en la elección judicial, celebrar la alta participación y el carácter histórico del proceso, así como rechazar las acusaciones de manipulación política. Hubo comunicación por parte de la dirigente María Luisa Alcalde, pero tardía y sin respuesta directa a sus adversarios como Alejandro Moreno.

Fue la presidenta Claudia Sheinbaum, quien logró comunicar de manera efectiva el resultado de la elección judicial como un avance democrático e histórico. Esta comunicación logró frenar la embestida de la oposición que denunciaron irregularidades, baja participación y falta de legitimidad en el proceso.

En este escenario, la reacción de MORENA fue tardía, desorganizada o excesivamente técnica. Ya que mientras sus opositores posicionan narrativas emocionales y sencillas, el partido en el poder apela a cifras, conferencias extensas y documentos que no siempre llegan a la ciudadanía. Este desfase es grave: en política, como advertía Manuel Castells, "el poder se disputa en la mente de las personas a través de la construcción de significado", y quien no domina el relato, pierde legitimidad.

En un régimen democrático la legitimidad no se mantiene con una comunicación exclusiva de resultados, también se construye con una divulgación constante con rumbo y coherencia. La narrativa no es un accesorio, es parte del ejercicio del poder. En ese sentido, MORENA necesita abandonar la lógica reactiva y construir una estrategia de comunidad con los públicos. Requiere de una vocería efectiva. No todos los cuadros políticos sirven para comunicar. La militancia puede reconocer la voz de un dirigente de base, pero el ciudadano promedio necesita referentes con empatía y credibilidad, en lugar de múltiples voces descoordinadas. El partido debe consolidar perfiles capaces de hablar más allá de la trinchera ideológica.

El filósofo italiano Antonio Gramsci hablaba de la "batalla cultural" como una lucha por el sentido común. La comunicación de un gobierno progresista debe, por tanto, intervenir en ese sentido común con propuestas de fondo, pero también con símbolos, palabras y afectos. MORENA, como proyecto político, nació de la movilización popular, pero hoy gobierna desde instituciones. Esta transición exige una narrativa distinta que mantenga los ideales del movimiento.

MORENA, desde una postura autocrítica, debe reconocer que la oposición ha logrado ocupar espacios simbólicos y digitales con una narrativa que no debe ser ignorada. “Mientras figuras opositoras convierten un tuit en un escándalo nacional, MORENA muchas veces responde con comunicados densos o explícitos”. En este contexto, necesita activar una estrategia de comunicación política contemporánea, donde se considere que el mensaje fluye en distintas direcciones, no solo en las redes digitales con mensajes para divulgar que el poder se mantiene solo con votos y con obras. “También se sostiene con palabras, con símbolos, con capacidad de escuchar y de convencer. En un México polarizado, comunicar bien no es un lujo: es una necesidad política. Si el partido no evoluciona su comunicación, corre el riesgo de que su relato sea escrito por sus adversarios”. En política, quien no cuenta su propia historia, acaba siendo personaje secundario del relato ajeno.

MORENA parece haber olvidado que gobernar también implica comunicar con estrategia. En una era de polarización e inmediatez digital, callar o improvisar equivale a ceder terreno. Mientras la oposición construye relatos eficaces, aunque sean simplistas, el partido en el poder responde tarde, sin vocerías unificadas ni narrativa clara. Como advierte Manuel Castells, el poder no solo se ejerce: se comunica. MORENA debe pasar del mensaje triunfalista al mensaje pedagógico. Explicar, escuchar, anticipar. Usar un lenguaje ciudadano, no tecnocrático ni partidista. La legitimidad no se sostiene sola, se construye todos los días.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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