Los Expedientes del Imperio
Por Jaime Contreras Huerta
Oposición neofascista
La oposición en México es ya una amenaza latente para el proyecto democrático de la Cuarta Transformación (4T). Los opositores ahogados en su desesperación, ahora recurren a acciones neofascistas para destruir los cimientos de la convivencia social, promover la división entre “nosotros” y “ellos”, alzar la voz contra el gobierno, socavar la paz social y debilitar las instituciones. La marcha de la “marea Z” del pasado 15 de noviembre evidenció que el odio y la violencia es lo que intentan configurar en el imaginario social.
La intentona neofascista seguirá con la Generación Z, los agricultores, el bloque negro que está reclutando seguidores extranjeros, congresistas estadounidenses, exmilitares, los sobrinos del libertario Ricardo Salinas Pliego, los vendepatrias y el prianismo en la versión más grotesca de su historia.
Las acciones crecientes de odio y violencia podrían enmarcarse en una nueva era del neofascismo por su ascenso acelerado en la extrema derecha mexicana, que ya adoptó los ideales del neofascismo contemporáneo con nuevas formas de ataque, así como nuevas narrativas y estrategias para desestabilizar el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
En el entorno internacional, el neofascismo está presente y en las últimas décadas, se ha registrado un fortalecimiento de movimientos ultranacionalistas y autoritarios en distintas regiones del mundo. En Europa, el crecimiento de la extrema derecha ha sido constante. Algunos analistas explican que su “presencia en la Eurocámara aumentó casi el 25 % en 2024”. Los partidos de ultraderecha no solo ganan voto, también han comenzado a influir directamente en políticas públicas. En Alemania, por ejemplo, el partido político Alternativa para Alemania (AfD) ha sido criticada por reutilizar discursos “völkisch” con una retórica basada en la identidad nacional étnica, que, según los servicios de inteligencia, representa una amenaza para la cohesión democrática.
En Francia, “el neofascismo ha crecido, en tal medida, que algunos consideran que elPartido de Marine Le Pen, no solo es una fuerza antiinmigración, sino también un actor con un discurso ultranacionalista, antinmigrante, antimusulmán, antisemita y antifeminista”. En este contexto, es importante entender que el neofascismo de hoy no necesariamente reproduce el otrora fascismo de los años veinte o treinta en sus formas más literales. En el presente no siempre busca un líder carismático con poder absoluto o un régimen militarizado visible. En su lugar, muchas de estas agrupaciones adoptan discursos más sofisticados, adaptados a las democracias modernas, y se apoyan en estrategias culturales, mediáticas y digitales.
Estudios recientes muestran que organizaciones neofascistas de la talla de Hogar Social en España han reformulado sus mensajes para promover “una identidad nacional amenazada, cuestionan la inmigración siempre con una retórica supuestamente “popular. Además, hay una especie de mutación, ya que las nuevas derechas radicales o posfascistas mezclan rasgos de diferentes ideologías”. No es solo una vuelta al fascismo de antaño, sino una recreación, con elementos más flexibles y adaptados a los tiempos actuales.
Un ejemplo reciente es el de las agencias de inteligencia occidental que han detectado “fight clubs” neofascistas vinculados al supremacismo blanco en diferentes países. Son grupos organizados para el combate físico, pero también para la radicalización ideológica, están conectados entre sí a través de aplicaciones cifradas. Esto muestra hasta qué punto el neofascismo moderno puede transformar su violencia en algo más sofisticado, casi invisible, pero con ambiciones muy concretas.
Las fuentes en la web muestran un estudio reciente en Estados Unidos que develó “que laradicalización de las ideologías de extrema derecha se propaga como un contagio socialque se propaga a través de las redes sociales, las comunidades en línea y grupos físicos que refuerzan mutuamente ideas neofascistas”.
La extrema derecha ahora usa una narrativa maniquea: “nosotros los puros”, “ellos los peligrosos”. Según análisis críticos, esta retórica no solo polariza, sino que deslegitima a las instituciones políticas y al pluralismo, abriendo paso a soluciones autoritarias. El avanceneofascista ha ganado terreno con la complicidad o la neutralidad de otras derechas políticas. El crecimiento del neofascismo, alimentado por partidos de oposición en México, representa un riesgo profundo para el proyecto progresista que hoy gobierna. No se trata solo de una disputa electoral, sino de la normalización de discursos de odio, exclusión y negacionismo histórico que erosionan la confianza pública y fracturan el tejido social.
Si las narrativas neofascistas avanzan sin contrapeso, pueden socavar las políticas de igualdad, derechos sociales y expansión democrática impulsadas por el gobierno actual. Frente a esta amenaza creciente, la memoria y la justicia social se vuelve no solo necesaria, sino urgente. Por eso la comunicación política debe ser oportuna y no de reacción como lo está haciendo MORENA que, desde 2018 identificó un creciente odio de los opositores al proyecto morenista, a Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y a la legitimidad del voto de 36 millones de mexicanos y mexicanos que votaron en junio del 2024 a favor del proyecto de la Cuarta Transformación.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
JAIME CONTRERAS HUERTA
Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.