Los Expedientes del Imperio
Por Jaime Contreras Huerta
La arquitectura emocional de la ultraderecha
La reacción de la oposición en México sobre triunfo de José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile del 14 de diciembre de 2025 fue una dosis de optimismo para sus aspiraciones de derrocar al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. El ala conservadora prianista vio el resultado como un "triunfo democrático" que refleja rechazo a políticas de izquierda. Lo obvio resulta irrelevante, aunque no para la autocrítica en MORENA, que deberá adecuar su agenda para implementar estrategias de comunicación política eficaces enfocadas a contrarrestar la andanada de acciones que la ultraderecha llevará a cabo para denostar al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum
Ante el reciente fracaso de la marcha de la generación Z y la constante propagación, no tan exitosa, de bots en redes sociales; la ultraderecha en México fortalecerá sus mecanismos psicológicos y sociales para transformar las acciones del gobierno federal en odio político. Es casi seguro que Claudio X González este buscando financiamiento para este propósito enfocado a intentar capturar poblaciones vulnerables emocional e ideológicamente.
El núcleo de la estrategia ultraderechista no será otra, que la incitación emocional del miedo como generador de odio mediante narrativas que activan “la región cerebral más emocional” mediante mensajes directos contra el gobierno. Este mecanismo resulta efectivo porque el miedo impide el pensamiento crítico sobre problemas complejos. La confusión que se genera provoca que las personas inicien una especie de cacería de supuestos culpables de una situación imaginaria de crisis social.
El fenómeno del resentimiento, de acuerdo con los especialistas en la materia, es central para entender esta dinámica que, “a diferencia del odio directo, el resentimiento representa una transformación emocional mediante la cual inseguridades específicas como miedo laboral, vulnerabilidad económica o cambios culturales percibidos como amenazantes, se convierten en ira generalizada dirigida hacia autoridades y grupos identificados como responsables. Este mecanismo es particularmente peligroso porque crea una identidad política basada en la venganza, donde el resentido ve el poder como oportunidad para desquitarse o vengarse”
La indefensión aprendida es otra herramienta psicológica clave. Al inculcar un discurso de miedo sobre crisis que muchas veces existen solo en la narrativa de la ultraderecha, buscan confundir la capacidad crítica del ciudadano para que se identifique con el líder de ultraderecha, quien se presenta como único "salvador." Este mecanismo es especialmente efectivo en momentos de incertidumbre social, cuando las personas buscan certeza y control perdidos.
Juliana Tiemi Suguita, Laura Pimentel y Pedro Renda, publicaron en la página web UNPOP que “Los movimientos ultraderechistas instrumentalizan sistemáticamente emociones negativas como el miedo, ira, resentimiento, vergüenza y disgusto para movilizar políticamente a sus bases. La investigación psicológica ha demostrado que cuando estas emociones se asocian con grupos específicos (como gobiernos progresistas o minorías), activan implícitamente los estereotipos negativos socialmente construidos sobre esos grupos”
La ira está asociada con agresión directa como son los gritos, insultos, confrontación violenta. Cuando estas emociones se activan mediante el discurso de odio, se crea un ciclo de normalización, que comienza como lenguaje extremista y gradualmente se percibe como normal, transformando lo anormal en aceptable. En México, basta conectarse a las redes sociales para encontrar mensaje de odio con un lenguaje soez para atacar a la presidenta Claudia Sheinbaum y a los morenistas.
Las redes sociales y plataformas de mensajería (Facebook, WhatsApp, Telegram, Twitter) han revolucionado la capacidad de los movimientos ultraderechistas para diseminar odio sin intermediación mediática tradicional para regular el leguaje. En este contexto, las redes sociales ofrecen múltiples ventajas para que las narrativas de la ultraderecha lleguen directamente a los públicos y puedan manipular la información a través de noticias falsas. En este sentido, las redes sociales parecen ser aliadas estratégicas para los movimientos de extrema derecha porque no existe ningún tipo de control sobre la veracidad y el rigor de todo aquello que se difunde. Por lo tanto, la manipulación es mucho más fácil.
Diferente de los medios tradicionales, las redes sociales propician mensajes breves, reacciones inmediatas, difusión descontextualizada y ampliamente visceral. La extrema derecha instrumentaliza conscientemente este lenguaje emocional para "pervertir lo que se debe sentir ante problemas", activando respuestas instintivas antes que reflexión crítica.
Un mecanismo más es el líder carismático autoritario que encarna el rol de "salvador". Este líder se presenta como víctima o defensor del pueblo contra las fuerzas enemigas o adversarios políticos, ofreciendo "recetas fáciles" para problemas políticos complejos. En México, la oposición clama por un líder, pero no lo encuentra. No hay, porque la ultraderecha no supera el rechazo de gobiernos como el PRI y PAN, asociados a corrupción y exclusión económica, lo que impide que figuras emergentes generen confianza. En lugar de propuestas atractivas, optan por golpeteo mediático y reactividad, sin imaginación para un camino alternativo.
Si MORENA no afina su agenda para contrarrestar la arquitectura psicosocial de la ultraderecha que está por venir mediante la combinación de la manipulación emocional del miedo y resentimiento, así como la instrumentalización sistemática de emociones negativas, a través del discurso de odio y la utilización sin precedentes de redes sociales para amplificar narrativas sin filtros mediáticos tradicionales. Ahora bien, si se considera que estos mecanismos son particularmente efectivos en contextos de crisis económica e incertidumbre social, la veo difícil también para la oposición, porque los datos duros de la economía mexicana son positivos y el índice de aprobación de Claudia Sheinbaum está entre el 70% y 78%.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
JAIME CONTRERAS HUERTA
Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.