Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta

Los aspiracionistas distópicos 

Para la oposición partidista, los comentócratas, los sectores “fifís” y “aspiracionistas” de la clase media, la reforma al poder judicial animó su creencia de que estamos en una dictadura, no  obstante, su pretensión de  manipular con su régimen de verdades y formas de pensar, en función  de su odio al presidente Andrés Manuel López Obrador se  expresa en su  irracionalidad, odios y rencores sin ser conscientes de su alienación social que los mantiene en estado de desconexión o aislamiento de la sociedad y atrapados en  sus sentimientos de impotencia y falta de sentido, explícitos en sus  discursos y visión distópica cuando califican de ignorantes, jodidos y mugrosos  a los simpatizantes de la 4T.

La palabra aspiracionista  se escuchó en una conferencia mañanera después de las elecciones en México de 2021 y la pérdida efectiva de votos por parte de Morena, hecho que animó  a  muchos actores políticos a afirmar  que la clase media fue la que cambió de opinión y afectó al partido del presidente AMLO quien criticó a la clase media llamándoles “aspiracionistas sin escrúpulos”, una especie de individuos emanados del   neoliberalismo o el neoporfirismo individualista y egoísta.

El presidente no aludió a toda la clase media, sino a un sector de la misma, sin embargo, causó irritación en una gran mayoría de clasemedieros, sobre todo, en los aspiracionistas que se lanzaron contra López Obrador.  El sociólogo Germán Castro, explica que el “aspiracionismo es un vocablo corriente en la nomenclatura de la sociología, las ciencias de la comunicación y la mercadotecnia… no es un neologismo, ni un término que AMLO inventó”.

El aspiracionista cree que es quien sueña ser  y se desvive por aparentarlo, es el  que busca elevar su estatus social y económico, a menudo despreciando a los que están en una posición más baja. En este contexto, es viable considerar que su deseo de ascenso puede considerarse frágil o fantasioso. Muchos aspiracionistas exhiben comportamientos de superioridad, por lo regular, relacionados con el deseo de ser percibidos como clase media alta, develando una lucha interna entre la realidad y sus aspiraciones.

La página Web de RedAcción publicó que aspiracionista se refiere a “la persona que hace cualquier cosa para aparentar su pertenencia a una clase social a la que no pertenece, incluso, insulta, desprecia y minimiza a quienes no forman parte de su grupo social. Para ello, se endeuda con el fin de conseguir bienes: carros lujosos; comprar ropa de 'marca'; vivienda con alto costo para su mantenimiento; asiste a bares, restaurantes y clubes caros; utiliza tarjetas de crédito que al no solventarlas se mantienen en buró de crédito, entre otras acciones distantes a su posición social, cultural y económica”.

Para la Doctora en Lingüística, Violeta Vázquez Rojas, “es particularmente desconcertante la existencia de un sector que, aunque viva de su trabajo, no busque fortalecer la solidaridad y la lealtad con el pueblo trabajador, sino que aspire o finja pertenecer a las élites, motivado por consignas como 'el cambio está en uno' y 'el que no transa no avanza', incluso si eso compromete sus principios éticos”.

El panorama cambió en las elecciones del pasado 2 de junio del presente año, ya que sólo cuatro de 10 personas de la clase media-alta votaron por la alianza de la oposición prianista. La creencia de que este sector estaría a favor de su candidata se desvaneció porque en la elección del 2024, el 49 por ciento de la clase media-alta prefirió votar por Claudia Sheinbaum y el 41 por ciento eligió a Xóchitl Gálvez. La derrota de los conservadores otra vez animó las voces de los aspiracionistas con frases como "vivimos una crisis política", "fracasó el sistema", "vivimos entre nieblas de la política", "estamos en un duelo a corto plazo", "perdió la democracia", "hay desesperanza ciudadana" y “ya estamos como Venezuela”, entre otras. 

Con la aprobación de la reforma judicial, las voces de los aspiracionistas afirmaron que México, la democracia y la República están en peligro, luego pasaron al silencio en las redes sociales esperando que su enemigo común, López Obrador, deje el cargo de presidente para generar nuevas narrativas de celebración por la retirada de su dictador y otras contra la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ya que la perciben como una futura mandataria con cierta fragilidad. Su discurso de odio pasará a una fase enfocada a promover la violencia y la intolerancia a través de las redes sociales.

Insistirán en su discurso de odio, pero sin la presencia de AMLO, se concentrarán en difamar, desde su sentido común, cada una de las reformas constitucionales que están por venir como la de la Guardia Nacional (GN), la de los pueblos y comunidades indígenas, la  desaparición de siete órganos autónomos y entes desconcentrados, reformas que parecían perdidas antes de las elecciones del 2 de junio. Otras son en materia de salud, de medio ambiente y protección animal, en materia electoral, de industrias estratégicas del Estado y el mercado eléctrico, en materia de servicio ferroviarios y la laboral y seguridad social, así como la de bienestar y programas sociales.

La realidad acallará las voces de los aspiracionistas quienes anunciarán un panorama sombrío para la sociedad mexicana bajo condiciones adversas y peligrosas. Su visión distópica será utilizada no solo como un argumento en contra de ciertas políticas o estilos de vida de los mexicanos que no son como ellos, sino también como un punto de partida para cuestionar, desde su sentido común,  la vigencia y la calidad de la democracia en México.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA

jcontrerash44@gmail.com

Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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