Peón memorioso

Foto en blanco y negro, 22 de septiembre de 1961

Por Jorge Ramírez Pardo

GABRIEL, AÑO 100

Agustín ferrocarrilero, nacido en la capital potosina, fue hijo único conminado a la orfandad paterna temprana. Cargó siempre un dejo de melancolía exhumado en la mirada. Tuvo una remarcada afición por el cultivo de peces tropicales. En él surgió y no tuvo seguidores en la familia.

Agustín fue padre de  Gabriel, nacido en 1924 en la casa paterna del Barrio de Tlaxcala, hermano mayor de cuatro hermanos y le heredó la prudencia, los silencios, dedicación al trabajo de diversas asignaturas y afición a los deportes -beisbol y fut de manera subrayada-.         

De la mamá Irene heredó el amor por las artes, las reflexiones casuales, la honradez y la congruencia.

Del papá Agustín, emula fascinación por viajes a través de un México comunicado por ferrocarril, pero incipiente en desarrollo urbanístico y hotelería. Por lo mismo, un país a descubrir sobre la marcha; pleno de sorpresas debido a los, entonces, escasos referentes.              

Agustín e Irene también le dieron acercamiento a lecturas, incrementadas por él a infinitos de autodidactismo entre erudición y sabias reflexiones. Por su cuenta fue dibujante y en su madurez escultor consumado de tallas en madera de pequeño y mediano formato.

Hijo de huérfano paterno temprano, él también lo fue hasta cierto punto. Porque, recién casado y con sólo sus dos primeros hijos y la siempre solidaria y leal Gualupita, se trasterraron al entonces muy naranjero Rioverde, e iniciaron una microhistoria propia con atisbos de ilusiones, riesgos y experimentos existenciales multiculturales, multiétnicos, pluriterritoriales. Esa pausa, fue a ritmo de solkis (carromatos o taxis de la época).

Gualupita también era huérfana temprana de padre y madre, por tanto, conllevada al sino/destino con Gabriel y la prole a enriquecer la exploración y ensayo para elaborar la propia microhistoria.

Ya desde entonces, y durante 50 años, Gabriel tenía suscripción al entonces sólido y versátil periódico como lo fue Excélsior hasta el 1976, cuando lo dirigía Julio Scherer, y año de su aplastamiento y conversión en caricatura de sí mismo.

A la casa de G, G e hijos, también llegaban otras lecturas de revistas, y libros de literatura y acercamiento a las ciencias sociales y las denominadas exactas; luego se degustarían como divulgación científica.

Los compadres rioverdenses, Graciela y Austreberto, fueron claves para entender de azahares, dulzuras y, en viaje posterior, Rosita y Chela contagiaron con su afición por la grandeza interpretativa de Javier Solís.

 

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Hoy se valen adjetivos, sentimientos y nostalgias…

 

El traslado a Uruapan, Michoacán, cuando ya había 4 descendientes, para Gabriel fue reencuentro con el mundo mestizo contemplado desde la adolescencia al paso del ferrocarril. Para Gualupita y los hijos era debut en un micro-universo mágico en espacio de primavera perenne. Fue adentrarse en una idiosincrasia abierta al riesgo, las amistades generosas y desenfadadas, a la virtud purépecha de las canacuas (ofrendas de flores y frutos al ritmo de danza) y las pirecuas (canciones purépechas de largo aliento); degustación de uchepos, corundas y churipo, en rima con embrujo y fascinación por un espacio de tolerancia a los indios discriminados en casi todo el país. Bosques, lagos, volcanes, parque nacional con río Cupatitzio, en sus vertederos hacia Tierra Caliente convertido en majestuosa cascada Tzaráracua para luego terminar fusionado con el río Balsas camino al océano Pacífico.

Fue el acercamiento a las huellas firmes y utopistas de Tata Vasco de Quiroga, y al otro Tata –Lázaro Cárdenas- ; a la Huatapera - You searched for la huatapera - Potosinoticias.com- y a la reciedumbre mestiza de Pátzcuaro, Janitzio, Paracho, a los San Juan Parangaricutirimícuaro (el destruido por el volcán Paricutín y el Nuevo), Cherán, y sus bandas de alientos en la sierra con Arriba Pichátaro y Josefinita como emblemas.

Gualupita y Gabriel, con su instintiva sabiduría, condujeron a su prole a la multiculturalidad y apertura a la tolerancia multiétnica, a otras geografías pluri-escénicas.

Y…, en viajes intermitentes, con motivaciones padre/maternas y referencias, valorar la grandeza arquitectónica del barroco y el neoclásico en la ciudad natal, la capital potosina. Pero también algo insólito, ver tanques de guerra en la Plaza de Armas para aplastar la insurgencia civilista hoy extinta por auto/inmolación inducida.

 

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Luego vino el regreso a territorio potosino para cursar grados universitarios. Pero, apertura a universos mexicanos y brebaje de multiculturalidad fueron signantes y  sin retorno.

 

Dignidad y congruencia.

Hoy 18 de marzo, Gabriel cumples 100 y casi 10 de habitar una dimensión pletórica de incógnitas.

Eres el único patriarca de tu familia, sin antecedentes ni subsecuentes visibles, permaneces porque tu ser y construir te hacen presente.

Nunca seducido por la aplanadora de carro completo, sinónimo de ascenso fácil.

 

Dignidad y congruencia.

Salud por ti y por los años venideros de permanencia.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP

JORGE RAMÍREZ PARDO

Periodista cultural y divulgador científico

Potosino, Con estudios de Cinematografía, y de Periodismo en la UNAM. Realizador de cine. Docente en la UNAM, Colsan e ILCE/OEA y (actualmente) en el Centro Universitario de las Artes de la UASLP. Tallerista para UNAM, SEP y Unesco, en tecnológicos y universidades mexicanas, y para el ministerio de Educación de El Salvador. Productor del diario fílmico CINECLUB enred@rte.

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