Peón memorioso
Foto 1. Hervé Fischer y Raquel Tibol en 1983, foto de Francisco Daniel en la revista Proceso. Fotos 2 y 3. Muestra La calle ¿Adonde llega? –L´avenir de l´Art- en el Museo de arte moderno de la ciudad de México.
Por Jorge Ramírez Pardo
Arte al alcance, o diluir la “Barrera Emocional”
En 1983, el Artista candiense Hervé Fischer, montó en el Museo de arte moderno de la ciudad de México, la instalación/taller La calle ¿Adonde llega? –L´avenir de l´Art-. Se trataba de un experimento denominado por él Arte socoplógico. ¿En qué consistió?
Para mejor entenderlo, vale decir. El Museo de arte moderno, lo mismo el nacional de Antropología, el de historia en el Castillo de Chapultepec, están dentro del Bosque de Chapultepec, lugar visitado durante un fin de semana por más de medio milón de paseantes. Como todo museo sólido, atento a la atención y formación de público de su entorno, los domingo tiene acceso sin costo. Pero, ¡oh irnonía!, este último ni con gratuidad atraía a la mayoría de visitantes al bosque. Para el chilango común de entonces, ese arte de curros no le pertencía…
El canadiense Fischer, montó el siguiente experimento: Solicitó al museo abrir sus puertas de acceso de vehículos de carga y descarga a los jardines del museo y ahí instaló mesas, mamparas con materiales para juegos y elaboración de manualidades con toque artístico y extendió el ejercicio hasta los puestos de vendimias a las afueras del museo. De esa manera consiguió fundir la entrada del museo con su espacio externo. Quienes paseaban por el lugar, con escasa o sin conciencia de ello, en su paseo ingresaban al juego y expresiones creativas lúdicas y, una vez ahí, a las salas del museo donde se encuetra el aservo de los grandes pintores, dibujante y escultores nacionales de la modernidad.
Paseantes en el Bosque de Chapultepec, durante varios fines de semana, rompieron la barrera emocional del arte y la oferta cultural hasta entonces ajena para la mayoría. Tuvieron contacto con pinturas de caballete de grande y mediano formatro de los tres grandes de la primera generación del muralismo, Orozco, Rivera y Siqueiros y muchos más artistas de la plástica mexicana, presentes entonces en las portadas de los libros de texto gratuito: Rufino Tamayo, Remedios Varo, Leonora Carrignton, Frida Kahlo, José Chávez Morado y otros menos identificados entonces como Juan O´Gorman, Juan Soriano, María Izquierdo; los rupturistas Pedro y Rafael Coronel, Manuel Felguérez, Alberto Gironella, Fernando García Ponce; neomexicanistas surgidos despúes como Francisco Toledo, Rodolfo Morales, Leonel Maciel y Javier Arévalo.
Aquella exposición tuvo impacto y generó controversia.
Raquel Tibol, crítica e historiadora del arte mexicano, comentó entonces Hervé Fischer, ha escrito el artículo «Importación a destiempo» en la revista Proceso (24 de octubre de 1983) para denunciar el evento social imaginario que yo organizaba en el Museo de arte moderno de México: La calle ¿Adonde llega? –L´avenir de l´Art-.
Ella ha sido muy crítica, con el mismo sentimiento de xenofobia y de rechazo de la apertura del museo al pueblo, que manifestó también otra figura de alta autoridad de la elite artística mexicana del tiempo, el pintor y escultor José Luis Cuevas, con su artículo titulado: «Hervé Fischer: lo que el viento trajo…» (Uno Más Uno, 12.11, 1983).
Así el evento ha sido un momento de cuestionamiento y polémica muy fuerte sobre la función social de un museo de arte moderno, con muchísimos artículos de prensa, entrevistas de radio y televisión tanto en favor como en contra de mi práctica. Lo que busca el arte sociológico.
Pues, gracias a ese y otros experimentos polémicos y no, la ciudad de México, tiene público significativo en su centenar de museos, una decena de los cuales son de indiscutible cobertura internacional. Además de los ya mencionados, dos de la UNAM, el de San Ildefonso y el portentoso Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el Rufino Tamayo, las galerías del Palacio de Bellas Artes, el Templo Mayor, y dos colecciones privadas la Júmex y la Soumaya.
ARTE CALLEJERO POTOSINO
“El street art o arte callejero, durante mucho tiempo se consideró una forma artística marginal, y representa hoy una corriente importante, que democratiza el acceso al arte e induce nuevas dinámicas sociales y económicas en los ámbitos urbanos”. Mehdi Ben Cheikh, galerista franco-tunecino.
Callejero o no, los experimentos para acercar al gran público al arte, su demitificación (abatir la barrera emocional de “no me pertenece o no es para mí”) y la oportunidad de expresarse con arte, siempre son bienvenidos. En la capital potosina, el Municipio con menos presupuesto pero más imaginación, consigue impactos poco alcanzados por el elefante reumático o Secretaría estatal de Cultura, ahora comandada por el aún poco visible Mario García, presente en escasos actos inaugurales, pero sin un programa manifiesto de trabajo articulado y de recambio.
Donde sí queda a deber el municipio, al menos de manera parcial, es en sus galerías de arte Teresa Caballero y Juan Blanco, cerradas los domingos cuando pueden tener más visitantes y también la semana pasada mientras se celebraba un evento literario. Ello hace invisibles las pinturas seleccionadas y la ganadora del Premio municipal de pintura.
Como invisibles son los resultados en Artes plásticas del Premio 20 de noviembre recién otorgado. Suelen ser exhibidas en la Galería Germán Gedovius, cerrada el jueves pasado. Por cierto, algunos medios impresos y digitales, mencionan el evento como hecho social, pero no muestran ganadores en artes ni piezas premiadas o seleccionadas.
RIESGO DE FUNDIR EL CUART EN DIFUSIÓN CULTURAL
El Centro Universitario de las Artes, CUART/UASLP, diseñado y puesta en marcha por la arquitecta Dolores Lastras –su primera y atinada directora-, fue un aliento oxigenante para dar oportunidad a los alumnos de todas las carreras universitarias de la institución para tener oportunidad de ejercer expresión y apreciación artística. Elementos compensatorios a la todavía predominante educación “bancaria” (alumnos receptivos y sentados en bancos, con escasa proactividad y debate), según la tipificó el pedagogo brasileño Paolo Freyre.
A Dolores le sucedió en el cargo Rodrigo Meneses y, con el cambio de rector, Óscar Montero. Ambos solventes. Este último salió luego de un reclamo estudiantil y lo sustituyó el dentista Amaury Pozos quien hace cambios deslucidos y regresivos. Suspender profesores con cursos ya aprobados y, luego, conseguir del Consejo universitario, acaso tan ignorante como él en el tema, la transferencia del CUART, a Difusión Cultural de la UASLP, con una vocación similar, pero diferente.
Es de esperarse con la transferencia de CUART, no sea su achicamiento o desaparición. Vale reiterar, es un espacio de compensación y respiro para el alumnado en un contexto universitario con escasa oportunidad ancestral para el diálogo, el debate y el ejercicio democrático.
LOS ENGRUDOS DE LA UASLP
El tema, aquí consignado hace dos semanas, de los tumbos universitarios en el Centro Universitario de las Artes (CUART/UASLP) sigue vivo y no resuelto luego de cinco meses. Se le da reposo en este espacio, para propiciar respiro y dar oportunidad a la institución y al agraviante, dentista en directivo de Arte contemporáneo, de resarcir daños. Por el bien de la universidad, sea la cordura privativa y no la alevosía. Agradezco muestras de solidaridad y comentarios –públicos y no- recibidos al respecto.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP
JORGE RAMÍREZ PARDO
Periodista cultural y divulgador científico
Potosino, Con estudios de Cinematografía, y de Periodismo en la UNAM. Realizador de cine. Docente en la UNAM, Colsan e ILCE/OEA y (actualmente) en el Centro Universitario de las Artes de la UASLP. Tallerista para UNAM, SEP y Unesco, en tecnológicos y universidades mexicanas, y para el ministerio de Educación de El Salvador. Productor del diario fílmico CINECLUB enred@rte.