El alfil negro
Por Ramón Ortiz Aguirre
Con licencia para fallar
Ignorantia iuris non excusat”
(La ignorancia de la ley no es disculpa para no cumplirla)
James Bond, el famoso agente secreto miembro del servicio de inteligencia británico, mejor conocido como 007, no deja a ninguno de sus enemigos irse vivo. Es más, ni siquiera les brinda la oportunidad de que escaparse, aunque sea tan solo unas cuadras o de una ciudad a otra. Él conoce la ley y sus obligaciones, por lo que está obligado a cumplirlas, o al menos así se lo prometió a la realeza británica. Si Bond formara parte de la policía potosina, estaría condenado irremisiblemente a fallar en cualquier encomienda que se le asignara, tal y como sucede con los heroicos miembros de las “polisía municipal” y la guarda civil estatal, que no dan una y cada día dan de qué hablar.
Hace apenas unos días, los habitantes de las colonias General I. Martínez y Satélite fueron testigos de un acto inusitado cuando, atendiendo a las denuncias de los mismos, se presentaron las fuerzas policiacas para detener a dos pelafustanes que en ese momento cometían un robo en el interior de un domicilio. Los susodichos fueron capturados y conducidos a una patrulla en donde se supone que los deberían de trasladar a los separos policiacos, pero más tardaron en echarles el guante, en que iracundos amigos, familiares y vecinos salieran a defenderlos e impedir que fueran remitidos, alegando, como siempre, que esos individuos eran unas blancas palomitas y que no robaban nada, que de seguro andarían pidiendo posada.
En lo que los agentes policiacos y los defensores de los malhechores se enfrentaban en una discusión en donde todos emitían sus juicios y alegatos, se escuchó el ulular de una patrulla. Los agentes del orden pensaron que llegaban refuerzos, pero, ¡sorpresa, les acababan de robar la patrulla con todo y detenidos! El vehículo se perdió entre las calles de la colonia, mientras los uniformados no daban crédito a lo que sucedía. Entonces procedieron las recriminaciones y el patrullero que condujo el vehículo en cuestión, señaló que había dejado encendida la patrulla, porque así lo marca el manual, mientras tanto los vecinos y amigotes y familiares de los raterillos, les hacían burla y se mofaban de todos y cada uno de los miembros del glorioso cuerpo policiaco que había tenido la osadía de pretender detener a esas pobres criaturas, que no roban, sino que salen a trabajar apropiándose de los ajeno.
Según señala el parte policiaco, la patrulla fue encontrada a unas cuantas cuadras. Por supuesto que los detenidos ya no estaban a bordo y el heroico robapatrullas se había burlado de los “guardianes del orden”. En el reporte de las autoridades no se dice más, pero en las calles de la colonia se ha corrido el rumor, de que, aprovechando el viaje, los raterillos se llevaron el lonche de los patrulleros, una cajetilla de cigarros, un encendedor, dos refrescos, un periódico, dos ejemplares de una revista del corazón y los dulces de una piñata que había sido decomisada con anterioridad.
Así esta la seguridad en la ciudad del SÍ, en el estado más charro de la República y puntos circunvecinos.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP
RAMÓN ORTIZ AGUIRRE
Originario del Centro Histórico de San Luis Potosí, Profesor Investigador de la Facultad de Ingeniería de la UASLP y Jefe de la División de Difusión Cultural de la misma institución, actualmente jubilado. Especialista en agua y medio ambiente.