SOLO HAY DOS CARDENALES MEXICANOS QUE SON PAPABLES: CARLOS AGUIAR RETES Y FRANCISCO ROBLES ORTEGA; LOS MÁS MENCIONADOS EN CÍRCULOS DEL VATICANO SON EL ASIÁTICO LUIS ANTONIO GOKIM TAGLE Y EL AFRICANO ROBERTT SARAH

Con el fallecimiento del Papa Francisco empezaron las especulaciones sobre quién será su sucesor.  Hay 133 Cardenales -sólo hasta los 80 años se puede participar en el Cónclave- que tendrán en sus manos la decisión. Francisco fue electo con 108 votos. De los purpurados que son papables solo dos de ellos son mexicanos: Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega. Entre los cardenales mexicanos que ya no son elegibles para ser electos papa -por haber superado el límite de edad- se encuentran Felipe Arizmendi Esquivel, Juan Sandoval Íñiguez y Norberto Rivera Carrera.

Carlos Aguiar Retes, originario de Tepic, Nayarit, nació el 9 de enero de 1950 y fue ordenado sacerdote en 1973. Ha desempeñado numerosos cargos dentro de la Iglesia Católica en México. En 1997 fue designado obispo de Texcoco y, tres años más tarde, fue nombrado secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano.

Entre 2006 y 2009 presidió la Conferencia del Episcopado Mexicano. En 2009, el Papa Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Tlalnepantla, y en 2016 el Papa Francisco lo elevó al rango de Cardenal. Un año después, fue designado Arzobispo Primado de México.

Por su parte, Francisco Robles Ortega nació el 2 de marzo de 1949 en Mascota, Jalisco. Fue ordenado sacerdote en 1976 y, en 1996, se convirtió en obispo de Toluca. Posteriormente, en 2003, fue nombrado Arzobispo de Monterrey. En noviembre de 2007, Benedicto XVII lo nombró cardenal.

Desde 2012 es Arzobispo de Guadalajara y ese mismo año asumió la presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Su trayectoria y liderazgo lo han convertido en una figura influyente dentro de la Iglesia en América Latina.

La mirada de la Iglesia Católica se posa en el futuro con la inevitable pregunta sobre quién sucederá a Francisco. La especulación se intensifica, dibujando un complejo panorama de cardenales papables cuyas trayectorias y visiones podrían moldear el próximo capítulo del papado. El proceso, envuelto en el misterio del Cónclave, promete ser un crisol de influencias y expectativas. A continuación los papables más mencionados para suceder a Francisco:

Entre los nombres que resuenan con fuerza para liderar la Santa Sede, destaca el del Cardenal filipino Luis Antonio Gokim Tagle. A sus 67 años, este clérigo ha forjado una sólida trayectoria en la Iglesia Católica, caracterizada por un profundo compromiso pastoral, una destacada capacidad comunicativa y una estrecha relación con el Papa Francisco.

La dimensión global de la Iglesia se refleja en la presencia del Cardenal Tagle, arzobispo emérito de Manila y actual Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización. Su carisma y su capacidad para dialogar con diversas culturas lo convierten en un puente entre la tradición y la modernidad, representando a creciente influencia del catolicismo asiático. Nunca ha habido un Papa de este continente.

Robertt Sarah nació en 1945 en Guinea, África, y tiene actualmente 79 años; su historia destaca entre los posibles sucesores, pese a su edad. Su pueblo natal es Ourous, donde el catolicismo echó raíces incluso en medio de contextos políticos difíciles para la fe.

Juan Pablo II nombró arzobispo de Conakry a Robert Sarah cuando tenía 34 años. En ese cargo enfrentó al régimen de Sékou Touré, defendiendo la libertad religiosa. Sarah ha ocupado cargos clave en el Vaticano desde hace años, lo que lo convierte en una figura con experiencia y cercanía al poder eclesial.

Es ex-prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, comparte con Burke una visión conservadora. Su defensa de la liturgia tradicional y su crítica a las reformas de Francisco lo sitúan como un posible líder para quienes anhelan una Iglesia centrada en la doctrina y la disciplina. Al igual que Ouellet y Turkson, su edad podría ser un factor determinante.

El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, emerge como una figura central y uno de los favoritos. Su dilata experiencia diplomática y su papel en la administración de la Santa Sede le otorgan un perfil de estadista, capaz de navegar las complejidades del mundo contemporáneo. Su moderación y habilidad para el diálogo podrían ser claves en un momento de polarización global.

Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, representa una corriente pastoral centrada en la justicia social. Su cercanía a la Comunidad de Sant’Egidio y su mediación en conflictos internacionales le han ganado reconocimiento. Su enfoque en los vulnerables y su llamado a la solidaridad resuenan con quienes buscan una Iglesia comprometida con los desafíos del presente.

El actual Patriarca de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, añade una perspectiva crucial desde el corazón del conflicto en Tierra Santa. Su conocimiento de la región y su capacidad para dialogar con diferentes religiones lo convierten en una voz relevante en un mundo marcado por la división.

Otros de los mencionados:

Peter Erdő, arzobispo de Budapest, aporta una sólida formación teológica y experiencia en el diálogo ecuménico. Su liderazgo en eventos internacionales y su capacidad para construir puentes entre diferentes confesiones lo sitúan como un candidato con un perfil intelectual y diplomático.

El Cardenal Peter Turkson, de Ghana, quien lideró el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, se destaca como un defensor de la justicia social y el desarrollo sostenible. Su voz resuena en temas de ecología, pobreza y derechos humanos, presentando una opción para quienes buscan un pontificado enfocado en la doctrina social de la Iglesia. Su posible elección representaría un hito histórico, al ser el primer Papa africano en más de mil años. Sin embargo, su edad avanzada podría ser un factor limitante en un cónclave que podría inclinarse por candidatos más jóvenes.

En el ala conservadora, el Cardenal Raymond Leo Burke, de Estados Unidos, se erige como un crítico de las reformas de Francisco. Su postura tradicionalista y su énfasis en la doctrina podrían atraer a quienes buscan un retorno a una Iglesia más rígida. No obstante, su perfil polarizante y su influencia limitada dentro del colegio cardenalicio podrían obstaculizar su elección.

En Canadá, el Cardenal Marc Ouellet, ex prefecto del Dicasterio para los Obispos, representa una conexión con el papado de Benedicto XVI. Su experiencia en la selección de obispos y su conocimiento de la estructura eclesial son activos valiosos. Sin embargo, su avanzada edad podría ser un obstáculo en un cónclave que busca un liderazgo prolongado.