"LLORAMOS PORQUE MURIÓ EL PADRE DE TODOS", EXPRESÓ JORGE GARCÍA CUERVA, ARZOBISPO DE BUENOS AIRES EN LA SANTA MISA EN LA CATEDRAL POR EL ETERNO DESCANSO DE FRANCISCO, "EL PAPA ARGENTINO Y PORTEÑO"

El arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva, cerró los homenajes al Papa Francisco en la Ciudad ante 300 sacerdotes, el nuncio apostólico y funcionarios de todo el país junto a más de 70 delegaciones diplomáticas.
La ceremonia religiosa tuvo lugar, minutos apenas pasadas las 10, frente a las escalinatas de la Catedral de Buenos Aires, donde Jorge Mario Bergoglio vivió y ejerció gran parte de su actividad pastoral como sacerdote.
El arzobispo sostuvo que Francisco, a lo largo de su pontificado, “desenmascaró proféticamente a varios demonios que hacen sufrir mucho a la humanidad. Por ejemplo, el demonio de la guerra. Y nos decía: como hombre de fe, creo que la paz es el sueño de Dios para la Humanidad“.
Y agregó: “Él constató lastimosamente que por culpa de la guerra ese sueño maravilloso se ha convertido en una pesadilla. La guerra atrae más que la paz en cuanto favorece la ganancia siempre de unos pocos en detrimento del bienestar de enteras poblaciones”.
También recordó el momento de su histórica asunción al frente de la Iglesia católica: “Nos costó creer cuando lo vimos salir vestido de blanco en el balcón de la Basílica de San Pedro. Nos costó creer cuando empezamos a tomar conciencia de lo que significaba un Papa argentino y porteño. Nos costó creer cuando lo vimos reunido con los líderes más importantes del mundo y al mismo tiempo abrazando y dedicando tiempo a los más pobres, a los presos, a los enfermos".
Y cerró: “Por eso como pueblo queremos darle a Francisco un gran abrazo y decirle gracias, perdón te queremos mucho, pero también sabemos como dije que nos debemos muchos abrazos entre nosotros por eso hagámosle el abrazo a todos, el Papa argentino y porteño comprometiéndonos a hacer un pacto de concretar como iglesia y sociedad su magisterio y así definitivamente darnos el abrazo que necesitamos y vivir la tan anhelada fraternidad entre los argentinos“.


El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, ofreció un homenaje al fallecido Sumo Pontífice. Participaron Victoria Villarruel, Axel Kicillof y Jorge Macri, entre otros dirigentes del arco político nacional. Cientos de personas estuvieron presentes.
Macri decidió permanecer en la ciudad de Buenos Aires para acompañar a los porteños. En su representación, el Secretario General y de Relaciones Internacionales, Fulvio Pompeo, y la presidenta del Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes, Victoria Morales Gorleri, despidieron al Papa Francisco en las exequias que se realizaron en el Vaticano.
El pasado lunes 21 de abril, día del fallecimiento del Sumo Pontífice "argentino y porteño", el arzobispo de la arquidiócesis, había ofrecido una homilía en la emblemática sede de culto católica.


El jefe de Gobierno, Jorge Macri, participó junto a una multitud de la misa para rendirle homenaje al Papa Francisco, y rezar por su eterno descanso, frente a las escalinatas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires. “Despedimos a un porteño común que se convirtió en un líder extraordinario”, dijo el alcalde porteño.
Macri sostuvo que “el padre Jorge fue el mismo Francisco que desde Flores, su barrio, nunca dejó de sentirse unido a esta Ciudad y fue un gran impulsor del diálogo interreligioso entre católicos, judíos y musulmanes. Nos enseñó que la diferencia nos une cuando somos capaces de observar con una mirada inclusiva. Y también nos enseñó a abrazar”, sostuvo el jefe de Gobierno.
Al finalizar la ceremonia en Buenos Aires, se realizó un abrazo simbólico a la Plaza de Mayo, mientras se proyectaron varios videos de Francisco en pantalla gigante.
El grito de “¡Viva el Papa!”, retumbó en la Plaza de Mayo, mientras cientos de feligreses, con sus pañuelos en alto, comenzaron una peregrinación por la Casa "Mama Antula", Constitución, los hospitales Borda, Tobar y Rawson, el Hogar de Cristo sede San Alberto Hurtado y la parroquia Virgen de Caacupé.

Cabe recordar que, desde la madrugada, la Catedral vivió una vigilia con canciones, velas y banderas en medio de la lluvia, a la espera de la misa porteña y del funeral en la Plaza San Pedro del Vaticano.
Al grito de “¡Francisco, Francisco!“, un grupo de feligreses portanban la bandera que rezaba ”San José de Flores", en referencia al emblemático lugar de culto, perteneciente al barrio de la Ciudad, en donde el Sumo Pontífice nació en diciembre de 1936.
Descanse en paz Franciscus. No ha pasado ni una semana desde que ofició su última misa, la de Pascua, y se acercó a saludar a los fieles congregados en el Vaticano con sus últimas fuerzas, y su recuerdo sigue siendo intenso y conmovedor. El mundo enterró hoy a un Papa humilde cuya misión fue sacar a la iglesia a la calle, siempre atento a los marginados de la sociedad, cerca de la gente, de los refugiados.
