Reina del mediodía
Fotos de un promocional costarricense, similares a las precursoras de Héctor Pardo
Por Jorge Ramírez Pardo
HÉCTOR CON MIRADA 35 FÍLMICA EN COSTA RICA
-Cercanía con Gabo-
Hace algunos lustros, Costa Rica como país y su capital San José, sabían de su idílico paisaje y calidad de vida con economía estable, seguridad y ausencia de ejército. Se hacían llamar y eran conocidos como Ticos y su lema reiterado “Costa Rica, Pura vida”.
Sin embargo, ni el cine ni la televisión, aún con anuncios en su mayoría en blanco y negro, producidos con registro fílmico de 16 milímetros de ancho, con temas publicitarios, propagandísticos y documentales referidos de manera primordial a la ciudad capital proyectaban su ser idílico “pura vida”. Ello contradecía una realidad colorida, versátil, musical y gastronómica.
Así lo hizo saber al potosino Héctor Pardo, el publicista mexicano Raúl Candiani, quien maquilaba para Centroamérica algún porcentaje de anuncios publicitarios en formato fílmico de 35 milímetros de ancho (el empleado en las antiguas salas de cine).
Candiani motivo a Pardo a incursionar en Centroamérica y este se embelesó de Costa Rica, calidad de vida, paisaje, belleza femenina, campo fértil para experimentar con innovaciones fílmicas.
Héctor Pardo se asoció con el optometrista Ramón Jiménez, formado en una universidad estadounidense y con ganas de experimentar y apostar a la oferta del mexicano.
Héctor, se trasladó a Costa Rica en San José Costa Rica, y a través del ejecutivo Miguel Vázquez, logró convencer a Ernesto Garnier, dueño de la principal agencia tica de publicidad y propaganda, para hacer un registro fílmico por todo el país. Pardo con mirada atenta y soporte fílmico en color y formato de 35 milímetros, conjuntó supuestos con realidades visuales y sensuales.
Era la segunda mitad del año 1970 y primeros meses del 1971. En esos días, Pardo recorrió todos los rumbos del país para hacer tres colages fílmicos donde se veía gente en movimiento laboral y lúdico, contextos urbanos y rurales, paisaje, gastronomía, sitios de recreo, comercio, mercado, para anunciar un producto (produc shot) mostrado al final acompañado de la frase “una realidad nacional”.
Esos colages (con duración de un minuto cada uno), a ritmo de la melodía “gingolo va” de Carlos Santana se exhibían en los cines antes de la función y causaron genuino asombro. El Instituto Costarricense de Turismo no había hecho algo similar y aquellos cortos resisten el paso del tiempo.
Ese ejercicio fílmico realizado con película de 35 milímetros color, también le dio a la empresa de Héctor Pardo y Ramón Jiménez, Cine Comercial Centroamericano, prestigio para ganar clientela y simpatía entre canales televisivos y agencias publicitarias de Centroamérica. Era la llegada del formato cinematográfico de 35 milímetros y la posibilidad de aumentar la producción fílmica local de mejor factura, hasta entonces solicitada a productoras en México, Los Ángeles y Nueva York. Para el caso, durante un tiempo y para formar a persona costarricense, el camarógrafo mexicano de cine Carlos “Güero” Nájera, quien había fotografiado películas mexicanas de la denominada Época de Oro, estuvo varios meses es Costa Rica haciendo y enseñado a hacer fotografía en el nuevo formato de 35 milímetros.
Fotos de promocional costarricense influido por los aportes de Héctor Pardo.
Los ojos y sensibilidad tenaz de Héctor Pardo, cambiaron la mirada promocional de las bondades humanas, vida y costumbres ticas y le dieron mejor cuerpo y textura a su anhelada “pura vida”.
El discípulo de Héctor más destacado, Waler Mercado, no sólo siguió sus lineamientos, se consolido como realizador e, incluso, en sus anuncios de corta duración asentó su firma (algo inusual en México). También con la guía de Pardo, con frecuencia venía a México para afinar pos producción o hacer efectos especiales para sus trabajos fílmicos.
Fotos: 2 El caricaturista Abel Quezada y el escritor Juan Rulfo. 3 Ellos mismo al fondo y en primer plano Carlos Monsivais.
Quien es el tal Pardo
Héctor Pardo nació en el Barrio de San Miguelito de la capital potosina. Huérfano temprano, emigró muy joven a la ciudad de México y uno de sus primeros trabajos, como empleado de una marca de jabones y detergentes, fue recorrer buena parte del país ofertado los productos de esa empresa. Ahí afino su instinto como explorador visual y, esa misma experiencia, lo llevó a Televicentro como empleado directo de Emilio Azcárraga Vidaurreta, en calidad de pionero experimentador de la naciente televisión mexicana. Ahí fue director artístico y de cámaras para producción “en vico” de algunas de las primeras telenovelas, cuando se hicieron con esmero y calidad histriónica.
El paso a realizador fílmico fue una suerte de extensión para dar continuidad a su explorar visual rítmico. Ello mismo lo llevó a estar al frente del área radio/televisiva de una empresa publicitaria y entonces tuvo como colaborador para elaboración de textos a Gabriel García Márquez, antes del lanzamiento de su célebre “100 años de soledad”. Eran los días de reconocimiento como cuentista y para Pardo, etapa anterior a su incursión en Costa Rica.
Por cierto, el portal CINECLUB enred@rte, en estos días oferta dos películas forjadas a partir de argumentos tomados de cuentos del Gabo, a quien por estos días se le homenajea con motivo de sus 10 años de habitar otra galaxia.
TIEMPO DE MORIR, México 1966, de Arturo Ripstein / Guion Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes / Con Jorge Martínez de Hoyos, Marga López y Enrique Rocha / Música Carlos Jiménez Mabarak (mismo compositor mexicano autor de loa fanfarria para la olimpiada México 68) / Fotografía / Alex Phillips / Cuasi Western. Drama | / la película anuncia la posterior novela “Crónica de una muerte anunciada”. Hay una segunda versión de la misma película, dirigida por el colombiano Jorge Ali Triana / la versión mexicana está filmada en Pátzcuaro, Michoacán y sus inmediaciones / Trama: Después de pasar 18 años encarcelado por la muerte en defensa propia de Raúl Trueba, Juan Sagayo regresa a su pueblo; buscan recuperar su casa, y pasar tranquilo el resto de sus días al lado de Mariana Sampedro, su antiguo novia, hoy viuda con un hijo. Sin embargo, los hijos de Trueba quieren vengar la muerte de su padre // ENLACE: https://www.facebook.com/watch/?v=1534942293346579
EN ESTE PUEBLO NO HAY LADRONES, México 1964, de Alberto Isaac / Guion Alberto Isaac, Emilio García Riera. Relato: Gabriel García Márquez / Con Julián Pastor (luego destacado director fílmico) y Rocío Sagarón (entonces bailarina y luego pintora) en los papeles protagónicos, Música Nacho Méndez / Esta película, realizada para el Primer concurso mexicano de cine experimental, se hizo con escaso presupuesto y en su búsqueda incorporó a una serie de personajes, entonces en ciernes: Juan Rulfo, Leonora Carrignton, Carlos Monsivais, el propio García Márquez, Alfonso Arau (luego director fílmico) y Abel Quezada / Trama: En un pequeño poblado ribereño vive Dámaso, vago sin oficio, mantenido por Ana, su mujer, mayor que él y que espera un hijo. Una noche, Dámaso, forzando la puerta, entra en el billar del pueblo y se lleva tres bolas, lo único que encuentra. Ese suceso cambia la vida del pueblo y la de Dámaso // ENLACE: https://www.youtube.com/watch?v=Dtk6dKDDMvU
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.
JORGE RAMÍREZ PARDO
Periodista cultural y divulgador científico
Potosino, con estudios de Cinematografía y de Periodismo en la UNAM. Realizador de cine. Docente en la UNAM, Colsan e ILCE/OEA y (actualmente) en el Centro Universitario de las Artes de la UASLP. Tallerista para UNAM, SEP y Unesco, en tecnológico, universidades mexicanas y para el ministerio de Educación de El Salvador. Productor del diario fílmico CINECLUB enred@rte.