Los Expedientes del Imperio

Por Jaime Contreras Huerta
La batalla cultural del MAAC
El multimillonario y gran deudor del Sistema de Acción Tributaria (SAT), Ricardo Salinas Pliego, hizo un llamado para apoyar el “Movimiento Anticrimen y Anticorrupción” (MAAC), cuya vocación consiste en librar una “batalla cultural e intelectual” para “ponerle freno al régimen de la 4T”. El movimiento surge en un momento de debilidad de la oposición tradicional, donde los partidos del PRIAN han perdido terreno electoral significativo. El lanzamiento del MAAC devela el destape de Salinas Pliego como aspirante presidencia, luego de su reciente acercamiento al movimiento ultraderechista global de La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) durante la conferencia política anual con activistas conservadores y representantes electos de los Estados Unidos.
En esta colaboración me enfoco a lo que el destapado millonario expresa como parte de la vocación del MAAC: “librar una batalla cultural” que, supongo estará alineada a las estrategias que la extrema derecha contemporánea lleva a cabo, mediante un sofisticado aparato de guerra que busca desgastar la hegemonía de los gobiernos progresistas, a través de múltiples acciones coordinadas, no solo en el terreno electoral, sino en el ámbito de las ideas, valores y creencias de la sociedad.
La estrategia de guerra cultural de la extrema derecha encuentra sus raíces en una apropiación distorsionada de las ideas del marxista italiano Antonio Gramsci sobre hegemonía cultural. Alain de Benoist, fundador de la *Nouvelle Droite* francesa, desarrolló lo que se conoce como "gramscismo de derecha", adaptando el concepto gramsciano de hegemonía para objetivos conservadores. Este enfoque considera que el poder no se mantiene a través del dominio económico o militar, sino también mediante el control de las ideas, valores y normas culturales. La extrema derecha adoptó esta perspectiva para combatir lo que percibe como una "hegemonía cultural progresista" instalada en las instituciones educativas, medios de comunicación y organizaciones sociales.
José María Jarry, explica en el portal EDP que, “la derecha radical ha comprendido que la lucha por el poder no se limita a las urnas, sino que debe librarse en el terreno de la cultura. Es por esto que comúnmente es utilizada una retórica gramsciana para referirse a una batalla cultural para combatir al progresismo y a la izquierda, presentándolos como responsables de la crisis y el declive civilizatorio”.
Las fuentes en la Web explican que las estrategias principales de la batalla cultural de la extrema derecha son: La metapolítica como estrategia para que sus propuestas parezcan compatibles con los valores democráticos mediante un discurso que, aparenta encajar con principios progresistas mientras que en la realidad implica políticas de derecha. Otra es la polarización y guerra de marcos que la extrema derecha emplea para fracturar el consenso social. Su objetivo es publicar temas que generen conflicto cultural. Esta estrategia incluye establecer una división maniquea entre "el pueblo" y las "élites progresistas”, controlar las condiciones discursivas del debate público e infundir miedos relacionados con inmigración, cambio económico y transformaciones culturales.
Otra estrategia es la apropiación de emblemas tradicionalmente progresistas, reformulándolas desde perspectivas conservadoras. Por ejemplo, el "feminacionalismo", "homonacionalismo" y "ecofascismo". Esta estrategia de "parasitismo ideológico" crea confusión conceptual y facilita "peroratas discursivas" entre diferentes sectores del espectro político.
En la batalla cultural, las redes sociales se han convertido en el principal campo de batalla para la extrema derecha. Esta estrategia digital incluye: Influencers para difundir contenido cultural conservador, empleo de discurso de odio y contenido provocador para ganar visibilidad, uso de memes y humor para hacer aceptables ideas radicales, así como el desarrollo de un espacio alternativo de comunicación. Aún hay más de estas estrategias contra gobiernos progresistas que implican la deslegitimación institucional para erosionar la confianza en las instituciones democráticas de los gobiernos progresistas, mediante promoción de narrativas que presentan a estos gobiernos como “dictaduras" o "regímenes opresivos. Se suma el ataque a instituciones clave para desacreditar universidades, medios públicos y organismos de derechos humanos, entre otros y la promoción del caos a través del fomento de crisis de gobernabilidad para justificar alternativas autoritarias.
Los movimientos de extrema derecha desarrollan proyectos contrahegemónicos que incluyen: Creación de medios alternativos, desarrollo de ecosistemas informativos paralelos para reforzar sus narrativas, formación de cuadros de intelectuales, establecimiento de think tanks y centros de formación ideológica, así como la promoción de "batallas culturales" en el ámbito educativo contra gobiernos progresistas.
Para la construcción de una base social a favor del MAAC buscarán capitalizar los errores del gobierno federal y de los líderes de MORENA, además de posicionar en el imaginario social la imagen de un narcogobierno. Es casi seguro que recurrirán a una retórica religiosa para conectar emocionalmente con audiencias conservadoras y explotarán identidades amenazadas como la de un Salinas Plíego” que se convertirá en perseguido político” del gobierno de Claudia Sheinbaum.
La estrategia no está nada fácil para el MAAC, en gran medida. porque al anunciar su batalla cultural, MORENA empezará a desarrollar contramedidas como la creación de narrativas alternativas y la movilización de su enorme base social que no parece dispuesta a revertir fácilmente su postura a favor del partido guinda y de la presidenta Claudia Sheinbaum. Así que seguidores del MAAC, “la veo difícil, difícil que la puedan hacer.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Ajedrez Político SLP.

JAIME CONTRERAS HUERTA
Maestro en Historia por el colegio de San Luis A.C. y Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.