YA CASI

Por Edgardo Pérez Alvelais

"La justicia tardía es justicia denegada"

  Séneca

Ya casi

En las próximas horas el caso del asesinato de Jorge Eduardo Dávila Ramírez, el brillante joven estudiante de Estomatología de la UASLP, que ha sacudido y unido a toda la comunidad, podría quedar resuelto. Fuentes cercanas a la investigación revelaron que "hay mucha información positiva y hay avances significativos en las indagatorias". La línea original de investigación del asalto a mansalva se ha podido visualizar mejor con más detalles. Con el testimonio de la mujer que acompañaba a la víctima se han podido rastrear videos y rutas de escape. 

María Manuela García Cázares, titular de la Fiscalía General del Estado (FGE),  se ha empleado a fondo para dar resultados lo más pronto posible y puntualizó que la testigo se mostró colaborativa cuando se le cuestionó sobre los hechos donde agredieron a su amigo. En toda investigación hay sospechosos, una línea del tiempo y, conforme avanzan y se comprueban los datos duros del crimen, el rompecabezas empieza a tomar forma.

La fiscal se abstuvo de informar qué información les facilitó la joven, a fin de no afectar el desarrollo e integración de la carpeta de investigación iniciada por robo, pero La Orquesta del periodista Jorge Saldaña tuvo acceso a información fue bajo reserva indica que la víctima no fue atacada en una esquina de la calle Río Nazas como se manejó en un inicio, sino en su propio coche que manejaba.

La tragedia tampoco ocurrió cuando él salía de su servicio social. El hoy occiso recibió una llamada antes de las 11 de la noche de ese fatídico sábado por parte de su amiga y compañera en el momento de su muerte para que acudiera por ella para “ayudarla” (sin mayor detalle) y él acudió en su vehículo por ella. Jorge Eduardo y su acompañante, se encontraban en traslado en el vehículo.

Se desconoce cómo, y en qué momento, dos sujetos también suben al vehículo en los asientos traseros. Sin embargo, de acuerdo a las declaraciones de la testigo clave expuestos en La Orquesta, mientras circulaban por el rumbo cerca de Los Filtros, uno de los individuos presuntamente le dispara a Jorge  Eduardo y lo hiere de muerte. La joven mujer, baja del vehículo y corre para salvar su vida y llega a la esquina de Río Nazas y Río Papaloapan.

De acuerdo a los videos recabados, minutos después, también llega, corriendo y herido, Jorge Eduardo y se desploma en los brazos de su acompañante y hoy testigo que atiende a su amigo y llama a la Cruz Roja que envía una ambulancia al lugar casi 30 minutos después.

Según esos datos revelados, la ambulancia traslada al pasante de Estomatología cerca de la media noche y muere recibiendo atención médica a la una de la mañana. La primer declaración a la autoridad por parte de la joven es que “los asaltaron para quitarle el carro” frase que no es incorrecta, sin embargo, omitió precisar que no fue en esa esquina y que fue al interior del vehículo unas cuadras antes del lugar.

Luego de las primeras indagatorias, el traslado del todavía herido de muerte y el acordonamiento del lugar, la mujer decide retirarse. De acuerdo a sus declaraciones se fue a la ciudad de Guanajuato durante el sábado, domingo y regresó a San Luis Potosí el pasado lunes 10 de noviembre. En entrevista, la fiscal María Manuela García Cázares estableció que la testigo mantenía una relación de amistad con la víctima y añadió que luego del homicidio ella se trasladó al estado de Guanajuato, donde residen sus familiares.

El lunes por la tarde, la Fiscalía ubicó a la testigo y la llamó a comparecer ante la autoridad haciéndole ver las omisiones e inconsistencias con su primer versión. La carpeta de investigación sigue abierta y amplía sus líneas indagatorias más allá del robo con violencia de un vehículo. Veremos si en las próximas horas la sociedad recibe la noticia del esclarecimiento de los hechos  con las consignaciones correspondientes. Los que saben del tema aseguran que "ya casi".

Esta tragedia debe servir como ejemplo doloroso de lo que no se debe repetir. En los últimos días, San Luis Potosí ha sido escenario de una serie de hechos violentos que han profundizado el sentimiento de inseguridad entre sus habitantes. La ejecución de un policía estatal, el ataque a la residencia de un directivo penitenciario y el asesinato del joven universitario han dejado claro que la violencia no da tregua. La ciudadanía, que ya enfrentaba tensiones políticas y sociales, ahora vive con un temor palpable.

Ante esta ola de incidentes, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona no ha tenido más opción que salir a ofrecer declaraciones prometiendo mano dura. L ciudadanía espera que estas palabras no sean una reacción forzada por la presión mediática y obedezcan a un plan concreto de reformulación para la seguridad de los potosinos.

Es evidente que el mandatario estatal conoce la gravedad de la situación y que sus declaraciones, aunque necesarias, son una respuesta a un problema que debe atacarse con anticipación. No puede haber lugar a la impunidad que genera que los hechos delictivos se repitan.  La ciudadanía quiere hechos y no solo palabras. Demanda acciones contundentes de justicia que devuelvan la tranquilidad a las calles de San Luis Potosí.

Así quedó de manifiesto en la "Marcha de la Bata Blanca" donde estudiantes, docentes y ciudadanos se reunieron para manifstarse en memoria de Jorge Eduardo asesinado en  la madrugada del 8 de noviembre. Con pancartas, veladoras y consignas por la justicia, los manifestantes exigieron el esclarecimiento del crimen y una respuesta contundente ante la inseguridad que, aseguran, ha afectado de manera constante a la zona universitaria. 

Los dolientes recordaron a Jorge Eduardo como un estudiante responsable, solidario y con profundo compromiso con su comunidad académica. Su muerte, señalaron, no solo deja un vacío entre quienes lo conocían, sino que expone nuevamente la vulnerabilidad a la que se enfrentan miles de jóvenes que transitan diariamente por la ciudad.

Durante el recorrido, los manifestantes hicieron un llamado directo a las autoridades estatales y municipales para reforzar la vigilancia, mejorar la iluminación en calles cercanas a planteles educativos y establecer protocolos efectivos que prevengan agresiones y asaltos contra los estudiantes.

La marcha concluyó frente a lao oficinas de la FGE con un homenaje silencioso. Entre lágrimas y veladoras, familiares y amigos demandaron que la muerte de Jorge Eduardo no quede impune y que su caso se convierta en un punto de inflexión para atender de manera urgente la violencia que continúa afectando a San Luis Potosí, con el objetivo de que ninguna otra familia atraviese una pérdida similar.

Simultáneas:

- Este caso duele. El caso de Jorge Eduardo revela, una vez más, la fractura entre el discurso oficial y la realidad cotidiana de San Luis Potosí. Su homicidio no es un hecho aislado: es el reflejo de una ciudad que se ha ido acostumbrando —con horror y resignación— a la violencia gratuita. Un joven universitario, con futuro, con nombre y rostro, fue asesinado aún después de haber entregado todo lo que le pedían. Eso, más que un crimen, es una muestra de barbarie.

-Los estudiantes lo saben. Los asaltos se repiten, los agresores actúan con impunidad y las calles donde transitan universitarios se han vuelto zonas de riesgo. Esperemos que la Fiscalía no tarde en dar resultados. Se anuncian líneas de investigación, búsqueda de testigos, colaboración con la UASLP… todo en futuro, mientras la indignación ya es presente.

- Jorge Eduardo no murió solo; murió con él la sensación de seguridad que debería tener cualquier estudiante al caminar por su ciudad. Que no lo olviden quienes hoy prometen “investigar a fondo”: la justicia que llega tarde ya no es justicia, es solo trámite.

¡Hasta el próximo lunes!

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