MURIÓ EL ESCRITOR MARIO VARGAS LLOSA, ÚLTIMA VACA SAGRADA DE LA LITERATURA UNIVERSAL; EN 2005 EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA RECIBIÓ EL DOCTORADO HONORIS CAUSA DE LA UASLP; DIO UN LETAL GOLPE AL PRI-GOBIERNO AL SEÑALAR QUE MÉXICO ERA "LA DICTADURA PERFECTA" 

El escritor peruano Mario Vargas Llosa falleció ayer domingo 13 de abril en Lima a los 89 años, informaron sus hijos en un comunicado. Ganador del premio Nobel de Literatura en 2010, Vargas Llosa fue el autor de obras cumbre de la literatura latinoamericana, como "La fiesta del Chivo", "Conversación en La Catedral" o "La ciudad y los perros".

Mario Vargas Llosa en 2005 recibió el Doctorado Honoris Causa por parte de la UASLP en manos del entonces rector Mario García Valdez y visitó el Palacio Municipal para dar una charla de literatura invitado por el alcalde panista Octavio Pedroza.

"Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá", señalaron en su comunicado los hijos del escritor, Álvaro, Gonzalo y Morgana.

"Procederemos en las próximas horas y días de acuerdo con sus instrucciones. No tendrá lugar ninguna ceremonia pública. Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos. Sus restos, como era su voluntad, serán incinerados", agregaron.

Y a eso dedicó su vida con disciplina de picapiedrero, hasta que consiguió el reconocimiento universal como autor y una división de opiniones en torno a su figura pública que quizás no se veía en Occidente desde la época del filósofo Jean Paul Sartre.

Tal vez no es coincidencia: Sartre fue uno de sus primeros modelos (sus compañeros de juventud le decían "el sartrecillo valiente"), y aunque después abjuró de las ideas políticas del francés -y de muchas de las literarias-, hasta el final fue un escritor "engagé" (comprometido) con su realidad, como lo pregonaba el famoso existencialista.

Esa disciplina y compromiso lo llevaron a producir una obra de asombrosa abundancia: 20 novelas, un libro de cuentos, 10 obras de teatro, 14 libros de ensayo, dos de crónicas y uno de memorias, amén de mútiples recopilaciones de sus columnas y escritos sueltos.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, la ciudad blanca en el sur de Perú. Y aunque siempre la ha señalado como su lugar de origen (y ahí, en la casa colonial donde nació, reposa su biblioteca), sólo vivió en ella un año.

En 1937, su abuelo Pedro J. Llosa decidió irse a vivir a Cochabamba, Bolivia, a administrar una hacienda algodonera. Allí, rodeado de mujeres y de la autoridad benigna de su abuelo, Vargas Llosa vivió en lo que él mismo ha descrito como una especie de paraíso.

La caída en la realidad vendría nueve años después, cuando la familia materna había regresado a vivir en Perú, esta vez a la ciudad de Piura, donde su abuelo fue nombrado prefecto.

El también ganador del premio Príncipe de Asturias e integrante de la Academia Francesa estuvo acompañado en sus últimos días de vida por sus hijos y la madre de estos, Patricia Llosa Urquidi.

En la cúspide del control absoluto del poder presidencial en México hubo un encuentro de escritores convocado por el poeta Octavio Paz; el episodio quedó enmarcado por una frase: “la dictadura perfecta”, acuñada por Mario Vargas Llosa para criticar al sistema político del PRI.

Era 1990 y el psicoanalista francés Cornelius Castoriadis presenció el momento en el que Octavio Paz quedó sorprendido con aquella declaración de Mario Vargas Llosa, acerca de que "México es la dictadura perfecta", una frase pronunciada en el Encuentro La Experiencia de la Libertad, organizado por la revista Vuelta entre el 27 de agosto y el 2 de septiembre.

En aquella ocasión, el autor de “El laberinto de la soledad” reviró: “me gustaría hacer una pequeña rectificación por amor a la precisión intelectual. No se puede hablar de dictadura, Mario Vargas Llosa habló de dictaduras militares, así comenzó su intervención. En México, es un hecho, no ha habido dictaduras militares, pero sí hemos padecido la dominación hegemónica de un partido”.

Esto fue el 10 de septiembre de ese 1990. La revista Proceso (No. 723) reseñó así el suceso: “Y tras concluir el programa, Paz descendió al salón y se dirigió a Vargas Llosa continuando la polémica en torno al sistema político mexicano”.

Vargas Llosa intentó responderle al poeta pero advirtió que el malestar del director de Vuelta era mayúsculo y prefirió no hacerlo. Instantes después, Vargas Llosa abandonaría el coctel en Televisa San Angel.

“Circuló la versión de que Paz aseguró: ‘Lo que Mario dice es inexacto’. Y remató: ‘Ya no está en campaña’”.

Dos años antes, la noche del 21 de agosto de 1988, Vargas Llosa lanzó su candidatura para la presidencia del Perú durante un mitin en la Plaza San Martín de Lima; ahí atacó acremente al Partido Revolucionario Institucional pero asimismo sugirió al gobierno “con vibrante oratoria” –consignó la revista Expreso peruana– que “esos son los ejemplos que se deben seguir y no el de México, cuyo sistema es un horror, porque es el más corrompido de América Latina debido a que en virtud de una seudo democracia permite la dictadura de un solo partido en el poder”.

Reportó entonces Proceso (No. 619): “Tales declaraciones provocaron una respuesta airada pero seria y cortés del embajador mexicano en Perú, Jesús Puente Leyva, quien recibió amplios espacios en los diarios de esta capital (…) Ahí le señaló al escritor que el PRI ‘no es una agrupación nacida al cobijo de hechos circunstanciales ni concebida en juntas de café o en cenáculos de notables’, sino producto de la Revolución de 1910. “Señaló asimismo que ‘seguramente en mi país hay corrupción, pero no más que en otros países’, y lo jaloneó verbalmente por hablar de México agresivamente haciendo equivaler país, gobierno, partido y sistema político y recordándole que ‘en el ámbito de libertades de México han encontrado refugio incondicional todas las diásporas políticas del mundo’”.

En noviembre de 2013, el autor de “La fiesta del chivo” se reunió con el entonces presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos y declaró a los medios que “México era la dictadura perfecta, hoy México es una democracia”.

En octubre de 2014, el cineasta Luis Estrada estrenó su película bautizada con la frase del ya entonces Nobel de Literatura, La dictadura perfecta. Entonces la reportera Columba Vértiz le preguntó:

 –¿Qué opina de esa postura del escritor Vargas Llosa?

–Al escritor le pasa lo que le ha pasado al 90% de los intelectuales del mundo: no resisten la seducción del poder, la seducción del dinero, la seducción de la fama. Espero que la historia sea muy generosa con él y sólo deje sus maravillosos libros de cuentos y novelas.

 “Todos tenemos un cierto lado esquizofrénico, porque las opiniones políticas de Vargas Llosa… es muy triste que por congraciarse con el PRI y antes con el PAN… que con su pan se lo coma, y que se le indigeste”.