LA IGLESIA CATÓLICA CONDENÓ LA MASACRE DE 7 JÓVENES EN SAN FELIPE, GUANAJUATO; EXIGE FRENAR LA VIOLENCIA; LA TRAGEDIA ES UN SIGNO ALARMANTE DEL DEBILITAMIENTO DEL TEJIDO SOCIAL, LA IMPUNIDAD REINANTE Y LA FALTA DE RESPUESTA EFICAZ DEL ESTADO

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) condenó la masacre de siete jóvenes, entre ellos dos menores de edad, asesinados en la madrugada de ayer lunes 19 de mayo en San Bartolo de Berrios, en el municipio de San Felipe Torres Mochas, Guanajuato. En un comunicado titulado “Porque Cristo es nuestra paz”, los obispos calificaron la tragedia como un signo alarmante del debilitamiento del tejido social y la impunidad reinante.

“Los Obispos de México alzamos la voz ante la tragedia ocurrida en la comunidad de San Bartolo de Berrios”, señala el texto, firmado por Ramón Castro Castro, presidente de la CEM, y Héctor Pérez Villarreal, secretario general. El documento hace un llamado urgente a las autoridades para que garanticen seguridad y justicia, y a la sociedad civil para que no se acostumbre a convivir con la muerte.

"Con profundo dolor y consternación los obispos de México alzamos la voz ante la tragedia ocurrida en la comunidad de San Bartolo de Berrios, municipio de San Felipe, Guanajuato. Como pastores del pueblo de Dios no podemos permanecer indiferentes ante la espiral de violencia que lacera a tantas comunidades de nuestro país", refirió la Iglesia que recalcó que "esta masacre es una más entre tantas que se repiten con dolorosa frecuencia, es un signo alarmante del debilitamiento del tejido social, la impunidad y la ausencia de paz en vastas regiones de nuestra nación".

"No podemos acostumbrarnos a vivir con la muerte violenta, ni permitir que la impunidad se convierta en norma", subrayó.

Por su parte, la Compañía de Jesús en México también pidió a las autoridades que se castigue a los responsables de los asesinatos, y se solidarizó con las familias de las víctimas.

"Desde la compañía de Jesús en México nos solidarizamos con el profundo dolor por el asesinato de siete jóvenes en San Bartolo de Berrios, Guanajuato. Nos unimos en oración con sus familias y la Arquidiócesis de León, y alzamos la voz para clamar justicia y paz. Que su memoria nos impulse no callar ante la violencia", expresaron los Jesuitas.

El arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, también se pronunció. Denunció la falta de respuesta eficaz del Estado, y exhortó a que el dolor no se traduzca en resignación: “Que nuestras parroquias sean lugares donde se anuncie con fuerza que el mal no tiene la última palabra”.

La posición de la Iglesia no es nueva. Ya en diciembre de 2024, había solicitado públicamente una tregua entre los cárteles, frente al aumento de masacres, desapariciones y asesinatos de sacerdotes.