ENSEÑANZAS DE WILMA EN CANCÚN QUE DEBEN APLICARSE CON OTIS EN ACAPULCO: DEJAR DEMAGOGIA Y TRABAJAR TODOS JUNTOS

El pasado sábado 21 de octubre se cumplieron 18 años de el huracán Wilma (2005) que golpeó con toda su furia las costas de Quintana Roo, principalmente Cancún, cuyas playas no volvieron a ser las mismas luego de las intensas lluvias torrenciales, marejadas de más de 12 metros y vientos de hasta 295 kilómetros por hora. Al igual que Otis en Acapulco, Wilma alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir Simpsonconsiderado un “monstruo” por sus enormes dimensiones.

A diferencia de Otis calificado como "catastrófico" y que no dio tiempo a la población de Acapulco para salir por su atípico y rápido escalamiento de categoría 1 a 5, la población de Cancún sí alcanzó a salir con suficiente tiempo de los alcances del poderoso huracán Wilma, pero éste se estacionó durante cinco días sobre la Península de Yucatán y devastó casi por completo el paradisiaco destino turístico más importante de México y también causó graves daños a Cozumel, Playa del Carmen e Isla Mujeres.

En México Wilma dejó sólo 2 muertos y hasta el momento Otis ha cobrado la vida de 30 personas. En ambos casos toda la infraestructura hotelera y turística sufrió daños cuantiosos, se derrumbó toda la red eléctrica -más de 3 mil postes cayeron y Cancún estuvo tres semanas sin electricidad-. Comercios fueron destruidos y, al igual que Acapulco, saqueados por los habitantes que buscaban comida y de paso aprovecharon la rapiña de ropa y aparatos electrodomésticos.

Wilma es considerado el huracán más devastador en la historia del estado de Quintana Roo, donde mantuvo 63 horas de afectación continua. Las consecuencias de Otis apenas las estamos alcanzando a ver pero pinta a ser peor que todo huracán pasado.

Hay varias enseñanzas que las autoridades de todos los niveles de gobierno deben aprender del pasado. A Cancún y toda la zona afectada de Quintana Roo y la Península se les declaró zonas de desastre y esto permitió canalizar más rápidamente los recursos para auxilio de la población, reconstrucción de casas y hoteles, restablecimiento de las telecomunicaciones, caminos y carreteras.

La reconstrucción duró varios meses para que Cancún se volviera a levantar, pero se logró gracias a la organización de los hoteleros, solidaridad nacional y los importantes apoyos económicos de la federación. Tras el paso del huracán Wilma en la costa norte de Quintana Roo, las pérdidas fueron incuantificables, de cientos de millones de dólares, casi de 19 mil millones de pesos, según cálculos de CONAPRED. Es importante que las distintas fuerzas políticas que se disputarán la presidencia de la República dejen de medrar políticamente con el huracán y se sumen a las labores de ayuda y reconstrucción.

Después del paso del huracán Wilma, el proceso de reconstrucción fue largo y desafiante para las áreas afectadas. Autoridades, organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional trabajaron juntas para brindar ayuda y asistencia. Los gobiernos federal y estatal trabajaron juntos para auxiliar a la población y en la reconstrucción de casas, hoteles y edificios públicos dañados. Se llevaron al cabo importantes esfuerzos coordinados para restaurar servicios básicos y se proporcionó ayuda financiera a las personas afectadas.

En el caso de Acapulco, símbolo turístico de México, y toda el área afectada de Guerrero por Otis, se debe atender el desastre económico que viene para esa región turística. La ciudad cuenta con una población permanente de 800 mil personas y 600 mil más de turistas y visitantes que entran y salen en temporada alta en que diciembre (navidad y fin de año) y marzo (Semana Santa) tiene sus mejores meses ingresos que en esta ocasión, por la cercanía de las fechas, será casi imposible llegar a los niveles que se tenían antes de Otis. Por el bien de Acapulco y de México, ojalá todas las partes se pongan las pilas y dejen la demagogia a un lado para lograr la reconstrucción efectiva de la famosa bahía en el menor tiempo posible.